Últimas tardes con Juan Marsé: 4 años sin el escritor catalán
"Caminan lentamente sobre un lecho de confeti y serpentinas, una noche estrellada de septiembre, a lo largo de la desierta calle adornada con un techo de guirnaldas, papeles de colores y farolillos rotos: última noche de Fiesta Mayor (el confeti del adiós, el vals de las velas) en un barrio popular y suburbano, las cuatro de la madrugada, todo ha terminado. Está vacío el tablado donde poco antes la orquesta interpretaba melodías solicitadas, el piano cubierto con una funda amarilla, las luces apagadas y las sillas plegables apiladas sobre la acera. En la calle queda la desolación que sucede a las verbenas celebradas en garajes o en terrados; otro quehacer, otros tráfagos cotidianos y puntales, el miserable trato de las manos con el hierro y la madera y el ladrillo reaparece y acecha en portales y ventanas, agazapado en espera del amanecer. El melancólico embustero, el tenebroso hijo del barrio que en verano ronda la aventura tentadora, el perdidamente enamorado acompañante de la bella desconocida todavía no lo sabe, todavía el verano es un verde archipiélago."
De esta sublime manera empieza 'Últimas tardes con Teresa' (1966), la novela más reconocida de[[LINK:TAG|||tag|||6336171fecd56e36169321e6||| Juan Marsé]], el escritor barcelonés, [[LINK:TAG|||tag|||63361a041e757a32c790c4e3|||Premio Cervantes]], que falleció el 18 de julio del año 2020; hace hoy 4 años.
La guasa del destino: mira que morir un 18 de julio, con la de días que hay en el calendario, coincidiendo con el Alzamiento Nacional de 1936; Juan Marsé, que tanto cargó contra el franquismo y su legado en su vasta obra. De hecho, una de sus obras más sonadas es 'Si te dicen que caí', que toma el título de un verso del 'Cara al sol', himno de la Falange. En dicha novela, publicada en 1973 pero escrita un lustro antes y censurada, Marsé pinta un cuadro a la vez sórdido y poético de la vida durante el franquismo. El sutil entramado narrativo está compuesto por voces diversas, contrapuestas, contradictorias, voces que rondan la impostura y el equívoco, que tejen y destejen una espesa trama de signos y referencias así como un ambiguo sistema de ecos y resonancias.
Quizás el último gran éxito narrativo del padre del Pijoaparte, cuya obra está marcada por la desaparición de su barrio (El Guinardó) y la juventud de posguerra, es 'Rabos de lagartija' (Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa). En dicha novela coral, el escritor barcelonés retrata una inolvidable galería de personajes que luchan por salir adelante en la Barcelona de posguerra: la entrañable y desgarrada pareja formada por el adolescente David y su perro Chispa; el enamorado inspector Galván; Rosa Bartra, la hermosa pelirroja embarazada; el padre libertario y fugitivo en sus esporádicas apariciones; un arrogante piloto de la RAF, cuya existencia se reduce a ser una fotografía confidente del fantasioso David... Todo ello con un narrador original e imposible: un niño nonato que recuerda lo que aún no ha vivido desde el seno de su madre.
Marsé también trabajó otros géneros narrativos como el cuento, cuya antología fue recogida por Lumen en 'Colección particular'. También cultivó la crónica amén del diario personal o dietario. De hecho, de manera póstuma se publicaron 'Viaje al sur' (crónica de sus viajes por Málaga, Sevilla y Cádiz en los años sesenta) y 'Notas para unas memorias que nunca escribiré' (una suerte de diario).
El autor falleció a los 87 años en el hospital de Sant Pau de Barcelona. Aún habremos esperar un lustro, hasta 2029, para conocer qué contenido guarda la caja de las letras 1.533, donde el escritor depositó su legado antes de recibir el Premio Cervantes.