Esta palabra del catalán no está en el diccionario, pero es muy utilizada en Barcelona
Una de las mayores riquezas culturales de nuestro país es su
diversidad. Cada rincón de España tiene sus propias idiosincrasias
gastronómicas, folclóricas e idiomáticas. No obstante, tras siglos y siglos de
convivencia, la permeabilidad de las culturas regionales ha dado lugar a un
sinfín de manifestaciones híbridas que enriquecen aún más nuestro patrimonio.
Una de las formas más destacadas de este mestizaje cultural es el intercambio
léxico entre las diferentes lenguas y usos lingüísticos regionales.
Uno de los intercambios más fructíferos y duraderos en
términos de vocabulario entre las lenguas de la Península Ibérica, es el que ha
tenido lugar entre el castellano y el catalán. Ambos son idiomas de raíces
latinas, por lo que gran parte del léxico de ambas lenguas comparten muchos
elementos y en ocasiones resulta complicado aventurarse a decir con total
seguridad que una palabra en concreto procede de un idioma u otro.
Los expertos destacan algunos ejemplos notables de
expresiones y palabras que sí se sabe con certeza que han viajado de una región
a otra. Entre las palabras del castellano que pertenecieron —en origen— al
catalán, podemos señalar, por ejemplo, la palabra “alioli”, "añorar",
"cohete", "esquirol", "faena",
"forastero", "grapa", "manjar",
"muelle", "novel", "picaporte",
"pincel", "porche", "prensa", "reloj",
"retrete" o "viaje".
No está en el diccionario, pero es bastante común
Por mucha unión y mestizaje que haya ocurrido
entre ambas lenguas, lo cierto es que existen algunas palabras que son tan
propias de una lengua que carecen de una traducción directa en la otra. Un
ejemplo emblemático de esto es la palabra "seny" en catalán, una
noción que engloba conceptos como el sentido común, la prudencia y la sabiduría
práctica.
Sin embargo, existen algunas que son tan peculiares que ni
siquiera están recogidas en el Diccionari de l’Institut d’Estudis Catalans
(DIEC), que es el diccionario normativo y de referencia de la lengua catalana.
Es lo que ocurre con la palabra “aviam”, un vocablo bastante común en la ciudad
de Barcelona, aunque más frecuente entre los mayores que entre los jóvenes.
Este vocablo no se encuentra en el diccionario porque, en
realidad, es una interjección coloquial, fruto de la fusión de dos términos: “a
veure” y “vejam”, que es una forma arcaica del imperativo del verbo “veure”.
Una traducción aproximada al castellano sería la interjección “a ver” y se
utilizaría en un contexto mayormente informal para expresar curiosidad sobre
lo que acontecerá, el temor de que algo anhelado no se materialice, o el miedo
a que algo temido sobrevenga.