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Revés europeo a Orban tras su misión de paz a Rusia y China

Revés europeo a Orban tras su misión de paz a Rusia y China

Borrell anuncia la celebración del consejo informal de agosto en la capital europea en vez de en Budapest por su política a favor del Kremlin

Ala UE se le está empezando a terminar la paciencia con Viktor Orban. El máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, ha decidido celebrar en Bruselas el consejo informal de Exteriores, previsto inicialmente en Budapest (Hungría). Tras escuchar las diferentes opiniones de los ministros de Exteriores de los Veintisiete, Borrell ha decidido esta medida que él mismo reconoce tiene un valor meramente «simbólico» que quiere enviar una señal de castigo después de que Orban haya emprendido una gira internacional bautizada como «misión de paz». Unos esfuerzos que le han llevado a recalar en Ucrania, Rusia, Pekín y hasta la residencia del Donald Trump en Florida y poner en cuestión la estrategia europea de apoyar a Ucrania ante las tropas invasoras de Vladimir Putin.

El Parlamento Europeo votó la semana pasada una resolución en la que se recuerda que estas visitas fueron inmediatamente seguidas de un ataque a un hospital infantil, lo que demuestra la «irrelevancia» de esta estrategia. El texto no se limita a condenar estos viajes que fueron realizados, sin el apoyo y conocimiento previo del resto de los socios a pesar de transcurrir durante la presidencia húngara que comenzó el 1 de julio, sino que pide que haya «repercusiones para Hungría». Las capitales europeas estaban divididas sobre esta medida, que es una potestad del alto representante. Mientras Polonia y los bálticos apoyaban el boicot de esta reunión, España y Alemania mantenían reservas. Varsovia incluso ha llegado a proponer que el encuentro se celebrase en Ucrania. Pero para celebrar una reunión de estas características fuera de los Veintisiete se necesita la unanimidad de los socios, lo que no ha sido posible.

A pesar de esta decisión, la palabra boicot no gusta ni a Borrell, que ha rechazado la utilización de este término, ni a países como España. «Los viajes de Orban solo le vinculan a él y, evidentemente, no representa la posición de consenso de la política exterior de la UE ni de España, pero España tampoco es favorable a que haya boicots, no puede haber boicots dentro de la UE porque supone unidad y

solidaridad», ha declarado José Manuel Albares a su entrada a la reunión con sus homólogos europeos. Independientemente de cómo se califique esta medida, no es el único castigo contra Hungría. La Comisión Europea no realizará la habitual reunión del colegio de comisarios al país, que debía celebrarse en el mes de septiembre y tampoco enviará a sus comisarios a las reuniones de carácter informal- no se toman decisiones- que se celebrarán en Hungría durante la presidencia. Como represalia, optarán por funcionarios como representación. Un boicot al que se espera que se unan muchos de los Estados miembros que ya han comenzado a anunciar su intención de no enviar a sus ministros y apostar por cargos de carácter técnico en los encuentros del Consejo.

Estos últimos días se había barajado privar a Hungría de su turno presidencia y adelantar el mandato de Polonia, que debe coger el testigo el próximo 1 de enero, pero existen trabas políticas y jurídicas para una decisión de este tipo. El propio Borrell ha explicado que, aunque los tratados europeos consagran el principio de «cooperación leal», el Tribunal de Justicia de la UE no tiene competencias sobre política exterior. Esto hace que ninguna institución europea se esté planteando denunciar a Hungría ante el alto tribunal europeo. Los viajes de Orban escuecen especialmente en la capital comunitaria ya que se han realizado durante la presidencia húngara del bloque comunitario, lo que puede dar lugar a malas interpretaciones. A pesar de esto, Budapest asegura que en todo momento ha actuado de buena fe.

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