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La izquierda francesa elige tarde a su candidata y regala una victoria a Macron

La izquierda francesa elige tarde a su candidata y regala una victoria a Macron

Las agrias discusiones en el Nuevo Frente Popular deslucen la propuesta de Lucie Castets como primera ministra

El nombramiento de un nuevo Gobierno en Francia se hará esperar. Como mínimo, tres semanas [[LINK:TAG|||tag|||6336128087d98e3342b267a5|||hasta después de los Juegos Olímpicos]]. Y ése sólo sería el mejor de los casos, porque muchas voces apuntan a no llegar con el palacio de Matignon relevado hasta entrado septiembre. La izquierda francesa, tras varios días de encontronazos, intentaba unirse el martes designando una candidata de perfil desconocido para el gran público, Lucie Castets. Una alta funcionaria de 37 años que proviene de la sociedad civil y no tiene un color político determinado. La coalición de izquierdas destacó su implicación en las «luchas asociativas por la defensa y la promoción de los servicios públicos», y su compromiso contra el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años, que el presidente Emmanuel Macron aprobó por decreto en 2023.

Su designación, pocos minutos antes de que Macron apareciese en una entrevista por televisión, podía leerse más en clave de estrategia política coyuntural. La izquierda se ponía de acuerdo para ejercer presión sobre el mandatario, que se ve beneficiado en los tiempos ante una opinión pública que observa los líos del Nuevo Frente Popular, ganador de las legislativas con 193 escaños pero lejos de los 289 que delimitan la mayoría en el hemiciclo.

La designación de Castets llega después de días de agrias discusiones que han dilapidado un tiempo valioso para la izquierda y cuando el foco informativo ya está desde hace días en los Juegos Olímpicos. La estrategia tiene un sentido, pero quizás llega tarde, descafeinada y después de no lograr un consenso anteriormente respecto a dos nombres: la presidenta de la región de La Reunión, Huguette Bello, y la experta en diplomacia climática Laurence Tubiana. En estos dos casos sí había un currículo extenso que avala a ambas, pero fueron vetadas por el Partido Socialista y la izquierda radical respectivamente. En el caso de Tubiana, «arquitecta» del Pacto por el clima de París en 2015, La Francia Insumisa la tachó de ser demasiado compatible con Macron.

Macron ha desechado de inmediato la propuesta de Castets al considerar que la coalición de izquierdas está lejos de ser mayoritario en la nueva Asamblea Nacional y lleva días repitiendo que aboga por una «tregua política» durante las competiciones y por dejar al actual Gobierno, formalmente ya dimitido, al cargo de la gestión cotidiana de la Administración. La réplica se la han dado varias voces desde la izquierda. Entre ellas, la del líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, que ha instado luego a Macron a «dejar de dar largas» y «respetar las reglas de la democracia» nombrando primera ministra a Castets.

 

El debate político que ha generado esta situación en Francia ha girado en torno a si el Nuevo Frente Popular había ganado las elecciones y por tanto automáticamente tenía derecho a gobernar. La Constitución francesa no prevé que un Gobierno, para gobernar, tenga que ser investido por una mayoría absoluta o relativa del Parlamento. Simplemente se requiere, para que exista, que el presidente nombre a un primer ministro y que su Gobierno no caiga por una moción de censura. La izquierda reclama en todo caso la iniciativa para formar esta mayoría. Macron replica que nadie ha ganado estas elecciones y que la única mayoría posible es una coalición entre varios partidos.

A partir de ahí, es lógico que se busque una mayoría parlamentaria que dote de estabilidad al país. Macron lleva desde hace semanas tejiendo una mayoría republicana alternativa que vaya desde la derecha moderada de Los Republicanos hasta la socialdemocracia. No es tampoco seguro que lo consiga y en ese caso, la opción de un Gobierno tecnócrata y una repetición electoral en un año sería la opción que más peso irá ganando con el paso del tiempo. La pregunta ahora es si Marine Le Pen, clara perdedora de la segunda vuelta de las legislativas del pasado 7 de julio, puede acabar saliendo beneficiada del caos y la falta de entendimiento para formar Gobierno de cara a las próximas presidenciales de 2027.

De momento Macron ganó a la izquierda la primera batalla, la de la presidencia de la nueva Asamblea Nacional. Su candidata y hasta ahora presidenta, Yaël Braun-Pivet, conseguía la semana pasada por mayoría simple mantener el cargo frente al candidato comunista propuesto por el Nuevo Frente Popular, André Chassaingne. El mandatario galo se apuntó un tanto al mantener ese cargo importante al frente del hemiciclo que puede ser elemental en una situación tan fragmentada.

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