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48 horas decisivas para la investidura de Salvador Illa

48 horas decisivas para la investidura de Salvador Illa

ERC y PSC cerrarán el preacuerdo y Puigdemont tratará de forzar la repetición electoral con su vuelta

Fin de semana de nervios, tensión y emociones desbordadas en la política catalana. 48 horas decisivas y con dos grandes incógnitas por resolver. Por un lado, Junts y Carles Puigdemont celebran hoy un acto con su órdago o farol sobre su hipotética vuelta a España tantas veces prometida como incumplida. Por otro lado, ERC y PSC siguen apurando las últimas horas de negociación a la espera de fumata negra o fumata blanca que, en todo caso, tendrá que ser luego avalada por la militancia republicana.

Puigdemont ha dado cita a sus fans en Els Banys d’Arlès i Palaldà en la región de Occitania. Una Trobada de Estiu –Encuentro de Verano– para descifrar sus intenciones y, un tema no menor, ver su capacidad de convocatoria. Al final no se ha buscado un aforo más pequeño y el acto tendrá lugar en el Teatre de la Verdor con capacidad para 5.000 personas, pero en el recuerdo está el pinchazo de la manifestación convocada por la ANC a la que solo acudieron 1.500 a expresar su apoyo a Puigdemont y contra el Supremo. Lo llene o no lejos quedan aquellas citas multitudinarias porque es 27 de julio y porque también sus seguidores se cansan de anuncios de vuelta a España que siempre se suspenden. ¿Lo volverá a hacer?

Su entorno afirma que sí, que volverá a España a pesar de que será detenido y no se descarta algún otro numerito de impacto mediático ante una situación de retorno agravada por la actitud del Tribunal Supremo que ha generado a juicio de Junts «unas circunstancias no deseadas por culpa de este golpe de toga a la democracia», por parte de los jueces del alto tribunal en su cuestión de inconstitucionalidad en la que se refiere a los hechos por los que fueron condenados los líderes del «procés» como un golpe de Estado. Para añadir más tintes melodramáticos el presidente del Parlament, Josep Rull, ha blindado la Cámara catalana para que Puigdemont no pueda ser detenido en el interior del hemiciclo.

Hoy el expresidente huido resolverá la incógnita de si vuelve a pisar suelo español y cuándo lo hace. Hay dos momentos encima de la mesa. El día 1 de agosto, día previsto para la consulta a la militancia de ERC para ratificar el acuerdo con el PSC, con el fin de sabotearla, o el día que se fije la investidura de Illa, en caso de que las bases republicanas avalen previamente el preacuerdo con los socialistas. El primero serviría para presionar a las bases republicanas; el segundo, para presionar a los 20 diputados republicanos si el expresidente es detenido, antes o después de entrar en el Parlament. Esta segunda opción es la que parece la preferida por Puigdemont, según las fuentes consultadas, porque cumpliría su promesa de «volver para la investidura». Solo con que un diputado de ERC cambiase su voto, sería suficiente para bloquear la investidura de Salvador Illa porque PSC-ERC-Comunes se quedarían por debajo de la mayoría absoluta, y así Puigdemont conseguiría una victoria política al forzar una repetición electoral, impidiendo la investidura del candidato socialista. «Una Generalitat presidida por el mismo partido que incumple con Cataluña y engrasa la Comunidad de Madrid allanaría el camino al desastre», dijo el propio Puigdemont en la red social X –antiguo Twitter–.

En caso de una vuelta a las urnas, las encuestas no le son favorables al expresidente de la Generalitat. Todas las publicadas apuntan a una nueva victoria de Illa con mayor representación socialista. Puigdemont no crecería –solo el Centre d’Estudis de Opinió le da un diputado más– con lo que la situación de bloqueo se mantendría, con el agravante de que la actual mayoría de PSC, republicanos y Comunes podría no repetirse.

ERC y PSC mantendrán reuniones todo el fin de semana mirando por el retrovisor a Els Banys d’Arlès i Palaldà. Qué dice Puigdemont y qué capacidad de músculo puede enseñar acaparará su atención mientras ultiman el posible acuerdo. La intención es cerrarlo el domingo para que Marta Rovira pueda presentarlo en la Ejecutiva de los republicanos el lunes y activar los mecanismos para celebrar la consulta el jueves 1 de agosto.

No parece que el acuerdo descarrile y no se repitan situaciones «desagradables» que a punto estuvieron de dar al traste la posibilidad de acuerdo entre socialistas y republicanos. Algunas fuentes conocedoras de las conversaciones explican que la pasada semana Marta Rovira, de ERC, y María Lluisa Moret, «número dos» del PSC, tuvieron un duro enfrentamiento dialéctico que subió de tono, un común denominador en el caso Marta Rovira –todavía se recuerdan sus gritos en Palau en 2017 exigiendo a Puigdemont un referéndum de autodeterminación– y sorprendentes en el caso de Moret, de un talante político más sosegado, lo que es un claro indicador de la tensión que se vivió y que obligó a Illa a mover piezas con Pedro Sánchez al tiempo que se enviaban mensajes conciliadores a ERC.

Este fin de semana, según los negociadores, se cerrarán diversos flecos aunque toda la atención se centra en el modelo de financiación. No parece que fructifique el pacto fiscal que defiende Esquerra y desde el PSC califican su propuesta como «generosa». No se conocen los detalles, pero fuentes socialistas hablan de una reforma de la Lofca que reconozca el principio de ordinalidad para blindar los ingresos de Cataluña y su cuota de solidaridad, el consorcio de las administraciones tributarias y la compensación prevista en el Estatuto catalán. Todo con encaje constitucional.

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