La maldita puerta 2 de Maialen Chourraut
«La maldita puerta dos, va a soñar con ella», resume Xabi Etxaniz, entrenador y marido de Maialen Chourraut , con ojos tristes porque una leyenda del olimpismo merecía mejor final que el que ha tenido la palista de Lasarte Oria en París'24. Pero sus esperanzas en la final de hacer de nuevo algo grande duraron cinco segundos, dos puertas, el tiempo que Maialen volvió a perderse en ese laberinto en el que no encontró la salida. «Ya tuve problemas en la ronda previa, también en la semifinal y en la final ha sido el remate», lamentó la guipuzcoana. El canal de Vaires sur Marne. muy técnico, repartía trampas por doquier y da igual que seas una multicampeona de 41 años , plagada de experiencia y que surques las aguas con tres medallas olímpicas al cuello. Este domingo Maialen se perdió al buscar la salida de esa trampa, se saltó la puerta y se llevó una penalización de 50 segundos que la condenaron a la duodécima plaza. Aun así, las tribunas ovacionaron y homenajearon a una competidora única, que ha alargado su carrera deportiva para alcanzar sus cuartos Juegos y que fue superando todas las eliminatorias hasta estar de nuevo en una final, su terreno, donde sale ese carácter competitivo que le ha llevado a tantos éxitos. Pero «ese giro maldito», como explicó su entrenador, se cruzó en su camino. «No ha sido el final que esperábamos», admitió con una mueca de sonrisa que escondía una enorme tristeza. «He de reconocer que no me salía ni en los entrenamientos», admitió después Maialen. Cuando un problema se cruza, por mucho que se trabaje hay veces que no se logra encontrar la solución. « Hemos trabajado infinito estos días, pero no ha habido forma », algo que es innato en Maialen. Toda su trayectoria, todo lo que ha conseguido en su deporte, ha sido a base de trabajo y sacrificio, bien en La Seu d'Urgell, en Pau o en San Sebastián, sus lugares de residencia y entrenamientos en la última década. Pero en París, una y otra vez ha tropezado con la misma piedra. Ya en semifinales estuvo a punto de quedar eliminada por ese problema. «No es un giro difícil, pero por lo que sea ella se queda clavada y no puede deslizar y girar la canoa. Y eso le hace perder mucho tiempo», explicó su entrenador. El caso es que «entrar en la final ha sido un regalo, porque pensaba que no lo iba a lograr», reconoció la palista guipuzcoana. Estaba en otra final olímpica, la cuarta , pero Maialen era consciente de que las cosas no iban a ir como en Londres, cuando fue tercera, ni como en Río, cuando fue campeona olímpica, ni como en Tokio cuando fue segunda. Su canoa volvió a hundirse, casi vuelca y pese a la corrección su concurso se acabó. «Pero estoy orgullosa de lo que he logrado, de estar aquí con estas competidoras y con esta afición. Estar en otra final me hace sentir una afortunada y una privilegiada, porque si estoy aquí es por el apoyo de muchas personas». Maialen tiene 41 años, muchas batallas y muchos sacrificios realizados a lo largo de su carrera. París 2024 apunta a ser su despedida olímpica, pero la lasartearra no lo confirma . Todavía le queda la participación en kayak Cross, una modalidad impulsada por su amigo Tony Estanguet , presidente del Comité Organizador, y hasta que no cierre su participación no quiere hablar del futuro. «No lo veo como mi despedida, aunque es muy posible que sean mis últimos Juegos. Es posible que cuando reflexione vea que está ha sido mi última bajada olímpica en eslalon, pero como no es la última de mi carrera deportiva... Vivo el presente y ya veremos», zanjó. Ahora la madre de Ane tiene una misión. «Ya me levantaré de ésta, qué le vamos a hacer», suelta con su habitual naturalidad. Y en sus ojos se refleja esa mezcla de orgullo por haber llegado hasta aquí y la pena de que «esta vez no haya podido poner la guinda al pastel». El descanso será el mejor bálsamo para seguir adelante. «Seguro que tras analizar pasará página, se centrará en el kayak Cross y a por todas », avanza Etxaniz, la persona que mejor le conoce. Mientras Maialen se despide, echa un ojo a la pantalla gigante y ve a Jessica Fox celebrar el título olímpico. Lo mismo que ella vivió en Río'16.