Antonio Resines: «Nunca he tenido vocación de actor»
Si se hace un corte, en vez de sangre le brota celuloide. Será cosa de las 140 películas en las que ha trabajado (más 350 capítulos de televisión) a lo largo y ancho de 44 años, que es más de la mitad de su vida. Lo asociamos inevitablemente a la comedia, pero sus mayores alegrías se las han dado algunos papeles dramáticos (Goya a la mejor interpretación masculina por «La buena estrella»). No dejará de trabajar jamás porque, insisto, el cine fluye por sus venas, a pesar de ese titular que nos ha regalado.
El 7 de agosto cumple 70 tacos. ¿Es un buen momento para hacer inventario? Porque aquellas memorias que publicó en 2017, hace siete años –qué barbaridad de sietes–, habrá que ponerlas al día.
No veo yo mucho interés editorial (ríe). Pero no. No tengo, de momento, ninguna intención de hacer inventario.
En ese libro habló del cáncer que padecía, que espero esté controlado.
Sí, está controlado, absolutamente. Apenas lo noté porque lo pillamos a tiempo. Pero lo del covid sí fue muy gordo y estuve a punto de irme para el otro barrio. Las pasé putas, me quedé hecho una mierda.
¿No deja de trabajar por pasión, terror a la jubilación o ambas cosas?
Estoy jubilado, cobro la jubilación. ¿Sigo con el pico y la pala? Sí, porque este es un oficio, podría compararlo con los periodistas, que no es tan exigente físicamente. Con la edad que tengo no podría estar asfaltando una carretera o en la mina, pero esto no es eso. La mayor parte del tiempo me lo paso muy bien rodando y, encima, me pagan decentemente, no voy a decir que muy bien. Contar historias a través del cine o de las series o, en menor medida, del teatro, siempre me ha gustado. Y si estoy bien físicamente y me siguen ofreciendo cosas, y últimamente son estupendas, no tengo intención de retirarme. Y con el estatuto del artista, que fue una pelea brutal, lo puedo compaginar con el cobro de la pensión completa.
¿Es el suyo, más allá de las alegrías evidentes, un oficio duro?
No es duro, pero sí ingrato. He visto pasar muchos cadáveres ante mí. Y de mi edad, en el tramo de «sesenta y» y «setenta y» no somos muchos. A mí me viene bien, porque hay más donde pillar (ríe), pero luego ha habido gente que ha tenido carreras fulgurantes y… Lo decía Jorge Sanz, muy gracioso: «Qué solo se está en la cumbre… y qué hostias te pegas cuando caes».
A propósito de Jorge Sanz: reveló que usted le salvó la vida con inyecciones de parné.
Jorge es muy exagerado. Yo le eché una mano como se la hubiese echado a otro amigo. Y Jorge, curiosamente, me ha llamado hoy para ofrecerme trabajo. Pero eso es la amistad, hoy por ti y mañana por mí.
¿Cuándo, con qué película, supo que había llegado?
Nunca he tenido vocación de actor. Sí quería hacer cine, pero no sabía en qué situación. Fui socio de una productora bastantes años y he producido teatro y cine. Decidí que sí podía vivir de esto cuando nació mi hijo, en el 83, y me llamó Fernando Colomo para irme a Nueva York a hacer «La línea del cielo» y ya sabía que a la vuelta tenía trabajo para el resto del año.
[[QUOTE:PULL|||«Me hubiese encantado trabajar con Almodóvar. Es un tío importantísimo en la cultura en general»|||Antonio Resines]]
Puntúese como actor.
Apañado. Aprobado alto. Creo que sí me puedo llegar a poner un 7. Conozco mis limitaciones; no soy un genio y tampoco un artista, pero sí he jugado en la Champions. ¿La he ganado? No. Eso lo gana muy poca gente. El Madrid, entre otros, y 15 veces. Pero sí he estado ahí, en esa zona. En división de honor, que me gusta más que primera división.
Nunca ha sido chico Almodóvar. ¿Le habría gustado?
(Ríe largamente). Creo que no encajo yo… Hay cosas de él que me gustan mucho y otras que no. He trabajado para su productora, El Deseo, cuando participé en «Acción mutante», de Álex de la Iglesia, pero no con Almodóvar de director. Me hubiese encantado, claro, pero no se dieron las circunstancias. Es un tío importantísimo en el cine español y en la cultura en general.
«¡Fueron largos y ardientes los veranos!» (Francisco Brines). ¿También los suyos? ¿Se acuerda de eso?
Sí, sí, claro, claro. Y sí, pienso en Cantabria. En verano, yo no he ido a ningún sitio que no sea Cantabria. Y los recuerdo. No los hubiese podido escribir nunca así, es un verso muy bonito, pero fueron veranos maravillosos.
Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». Se lo pregunto a usted: ¿tiene fuego?
No. Por el lado pasional, no. Yo, en ese sentido, soy más bien retraído. No trabajando, que me da todo igual, pero en la vida soy un poco más echado para atrás y no tendría fuego.