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Pau Echaniz, un bronce forjado en familia

En una jornada que quedará grabada en la historia del deporte guipuzcoano, el palista Pau Echaniz se alzó con la medalla de bronce en la competición de kayak individual slalom masculino en los Juegos Olímpicos de París 2024 . Echaniz logró un impresionante tiempo de 86.87, el mejor de todo la jornada, pero recibió dos segundos extra de penalización al tocar la puerta 19 (finalmente fue 88.87), lo que le costó subirse a lo mas alto del podio. Durante la prueba, Echaniz no solo mostró su destreza y valentía en el agua, sino que también lleva el nombre de Guipúzcoa al podio olímpico, consolidando su lugar entre los mejores del mundo en esta disciplina. El donostiarra, de 23 años, realizó una bajada espectacular en la final , colocándose en un primer puesto provisional con un tiempo de 88.87 segundos. Una lástima los dos segundos de penalización por tocar la puerta 19. Toda la afición guipuzcoana celebró por todo lo alto ese mejor tiempo de Echaniz, a la espera de que realizasen su descenso los, a priori, rivales más fuertes. Los contrincantes iban cayendo ante el gran tiempo del donostiarra, sin embargo, el italiano Giovanni De Gennaro superó el tiempo del español por apenas medio segundo (88.22), arrebatándole la primera posición. El palista de Brescia, campeón del mundo en 2013, logró a la postre llevarse el oro olímpico. De casta le viene al galgo. Pau Echaniz, medalla de bronce en los Juegos de París, estaba predestinado a la gloria olímpica y a sus 23 años ha conseguido cumplir este verano por fin ese sueño. Su padre y entrenador Xabier Echaniz participó en su misma modalidad K-1 en las citas de Barcelona 92 y Atlanta 96 y este verano será el momento de Pau. Este donostiarra de 23 años tiene más de un espejo donde mirarse en casa. La pareja de su padre es Maialen Chourraut , con la que también ha convivido en la Villa Olímpica. Está claro cuál es la conversación sobre la mesa en casa. Corre agua dulce por las venas de Pau, que pasaba tantas horas al lado del río junto a su padre que decidió probar suerte en la piragua. «Fue algo natural y fácil», reconoce sobre el proceso que ha vivido en este deporte. «Me enganché y sin darme cuenta ya estaba compitiendo». La competición le ha puesto en su sitio, con los mejores y tras acudir a la cita de Tokio hace tres años como probador oficial de circuito, le ha llegado el momento de mostrar de la pasta de la que está hecha otro Echaniz. El año pasado se clasificó en octava posición en el Mundial celebrado en la localidad inglesa de Enfield, lo que otorgó plaza olímpica a España, pero no directamente a él, que se la tuvo que ganar en abril. Llegó al selectivo de Pau por delante de su gran rival, David Llorente, y tras ser el mejor en el primer día de la prueba, todo hacía indicar que conseguiría el billete con facilidad. No fue así. Tras cometer una serie de errores un día más tarde, se lo jugó al todo o nada en la última bajada. Fueron su padre, su hermano y Maialen, con su hija Ane, quienes le dieron la buena nueva nada más salir de la piragua. Lo había logrado. En su palmarés también hay que destacar la medalla de oro lograda el pasado verano en los Juegos Europeos celebrados en Cracovia. El donostiarra triunfó en la modalidad de patrullas en aguas bravas junto a Miquel Travé –que también ha competido en París– y el mencionado David Llorente.

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