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Las genialidades de Fermín meten a España en las semifinales

En un duelo indeciso y con muchas imprecisiones, apareció Fermín López para propulsar a las selección española hasta las semifinales de los Juegos Olímpicos. Dos latigazos del jugador del Barcelona, que además cuajó una actuación muy madura, y uno de Abel Ruiz en los minutos finales permitieron tumbar a Japón para que, tres años después, el fútbol español vuelva a pelear por las medallas. Si en Tokio se mordió plata, en París no hay razones para pensar que el éxito vaya a ser menor. No hay nada tan sabroso en el fútbol como un buen gol y parece que Fermín López se está especializando en la materia. Dormitaba el partido en sus primeros compases y el centrocampista del Barcelona, a la primera oportunidad que se le presentó, deshizo el empate. Lo consiguió con instinto, incluso mala leche porque su golpeo fue violentísimo. Su disparo desde fuera del área y con la zurda dobló la mano del guardameta Kokubo y, en el minuto 11, España ya ganaba 0-1. El puñetazo no tuvo mucho recorrido porque Japón se mantuvo en pie. Era el equipo asiático el encargado de amansar a la pelota y dominar la posesión, mientras que el combinado nacional se entregaba a la velocidad por las bandas, al culto de la agresividad. A los puntos ganaba España, que estuvo a punto de rozar el gol en un par de ocasiones, pero los asiáticos estaban muy bien plantados en el campo, tácticos, inteligentes, a la espera de un fallo defensivo que parecía que acabaría llegando. Hosoya , con un movimiento espectacular, potente y veloz, casi de pívot de baloncesto, metió un buen susto a España. El atacante batió con un gran disparo cruzado a Tenas tras imponerse a Cubarsí en la frontal. Pero su pie le puso la zancadilla por centímetros, ya que estaba ligeramente adelantado al defensa catalán cuando recibió el esférico. El VAR intervino, Santi Denia tragó saliva tras un cabezazo al palo de los nipones y la llegada del intermedio fue recibido con gratitud por sus pupilos. Seguía Fermín con sus virguerías tras la reanudación, absoluto protagonista el onubense del espeso ataque español, finísimo en lo técnico aunque también superior en lo físico. Tanto que un gran pase con su firma casi permite el gol de Álex Baena , aunque el del Villarreal no atinó en la definición. Jugaba con fuego la selección, no era contundente su fútbol, vivía de individualidades y Japón cada vez amenazaba más a la portería defendida por Tenas, sobre todo con acciones a balón parado. Miranda hizo retroceder a los asiáticos con un tremendo disparo de falta y, en ese pequeño momento de duda, volvió a aparecer Fermín para poner un enorme clavo en el ataúd de sus rivales. Tras un córner, recibió el centrocampista en la frontal. No dudó, armó con tensión su diestra y ejecutó un potente chut que fue directo a la red. No estuvo fino Kokubo esta vez, pero la potencia del balón era endiablada, temible. España acariciaba las semifinales. Hosoya volvió a la carga en los minutos finales y, gracias a su calidad, a punto estuvo de reducir distancias en dos ocasiones. Sin embargo, un fallo garrafal de la defensa japonesa evaporó sus opciones de remontada. Tras un córner, el central nipón dejó muerto el esférico en el área pequeña, regalo que no dudó en aprovechar Abel Ruiz para hacer el 0-3. Ahora sí, España volvería a pelear por subirse al podio olímpico.

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