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La extrema derecha británica convierte la inmigración en el primer desafío para Starmer

La extrema derecha británica convierte la inmigración en el primer desafío para Starmer

El asesinato de tres menores a manos de un hijo de ruandeses incendia las calles con protestas violentas en varias ciudades del país

La mayoría absoluta de Keir Starmer en las últimas elecciones del 4 de julio contrarrestó la tendencia del declive de la centroizquierda en muchas economías occidentales. El Reino Unido se convertía en una excepción ante el auge de votantes de la extrema derecha en países como Francia, Italia y Alemania. Pero cuando apenas lleva un mes en el cargo, el gran desafío al que se enfrenta el nuevo inquilino de Downing Street son precisamente las protestas, cada vez más violentas, que los radicales están protagonizando en todo el país, tras la campaña de noticias falsas más rápida que se haya visto en la historia británica en la era de las redes sociales.

El detonante, un apuñalamiento con tres menores asesinados a manos de un joven de padres inmigrantes. Las autoridades no descartan la injerencia rusa para desestabilizar Westminster.

Tras varias noches consecutivas de disturbios, que fueron especialmente concurridas este sábado en numerosas ciudades británicas, hay más de 100 detenidos y decenas de agentes heridos.

Seguidores de un grupo de extrema derecha incendiaron un vehículo y un edificio, mientras que arrojaron todo tipo de objetos contra los agentes, como piedras y latas de cerveza, mientras protestaban por el asesinato del lunes en Southport, noroeste inglés, de tres niñas durante un taller de música en un centro recreativo. Pero la cifra se incrementará posiblemente porque se han convocado más manifestaciones para los próximos días en ciudades como Liverpool, Nottingham, Leeds, Belfast o Bristol. La cita de encuentro, frente a las mezquitas. Todo queda destruido tras el paso de los ultras con saludos nazis. Escaparates de tiendas, ventanas de mezquitas e incluso fachadas de casas. Queman cubos de basura y también coches de policía mientras gritan «queremos recuperar nuestro país».

Este sábado cuatro policías permanecían hospitalizados tras resultar heridos en varios disturbios registrados la noche anterior en Sunderland, noreste de Inglaterra, mientras que un total de diez personas han sido detenidas. En otras ciudades del país se desarrollaron también manifestaciones, con enfrentamientos con la Policía, que desplegó un gigantesco plan de seguridad para controlar a los manifestantes.

En ciudades como Liverpool, Hull y Nottingham se han visto escenas de tensión después de que se lanzasen ladrillos, botellas y sillas contra los agentes del orden. La ministra británica de Interior, Yvette Cooper, advirtió a los manifestantes de extrema derecha de que «pagarán» por la violencia.

Fue el lunes cuando ocurrió la tragedia en la tranquila localidad costera de Southport, situada al noroeste de Inglaterra. Un joven de 17 años -por motivos que aún se desconocen- entró con un gran cuchillo en un centro donde se realizaban clases de baile para menores, asesinando a tres niñas. Cuando apenas habían comenzado sus vacaciones, Bebe King, de seis años, Elsie Dot Stancombe, de siete y Alice Dasilva Aguiar, de nueve, perdieron la vida. Otras ocho personas siguen hospitalizadas, algunas en estado crítico.

Al ser menor de edad, la identidad del detenido inicialmente no se reveló. Pero, tan sólo horas después del ataque, el Channel 3 Now -cuya IP es propiedad de dos personas en Pakistán que no se sospecha tienen vínculos con Rusia- señaló que era un solicitante de asilo y estaba fichado por servicios de inteligencia. Se trataba de noticias completamente falsas que, sin embargo, corrieron como la pólvora en internet, provocando las primeras manifestaciones en el propio Southport.

En plena vigilia por las niñas asesinadas, los disturbios causaron varios daños materiales. Al día siguiente, ya se habían extendido por otras ciudades, como Londres, donde una marea de manifestantes inundaba las arterias arrojando latas de cerveza y botellas de vidrio. Mientras unos tiran bengalas a la puerta de Downing Street, otros atacan la estatua de Winston Churchill frente a Westminster.

El detenido compareció ante la justicia el jueves, acusado de tres asesinatos, diez intentos de asesinato y de posesión de un cuchillo de cocina con hoja curva. Debido a que el 7 de agosto cumple 18 años, el juez daba autorización para publicar su nombre. Y, desde entonces, las actividades de la ultraderecha no han hecho otra cosa que incrementarse. Se trata de Axel Muganwa Rudakubana. A pesar de nacer en Cardiff, desde hace tiempo vive en Banks. Sus padres son de Ruanda. El dato no puede ser más simbólico.

Fue precisamente el polémico Plan Ruanda para deportar a los solicitantes de asilo llegados por rutas irregulares la pieza clave del anterior ejecutivo conservador. Los laboristas lo cancelaron nada más llegar a Downing Street. Pero es el auge de extrema derecha ante la inmigración, el primer gran desafío para el nuevo premier Keir Starmer que, debido a su etapa anterior como fiscal general del Estado, debe mostrar que es capaz de recuperar «la ley y el orden».

Tras varios intentos, la cita con las urnas dio al populista Nigel Farage su primer escaño como líder de Reform UK. Y ahora no hace otra cosa que defenderse de las acusaciones de que avivó las llamas de los disturbios cuestionando por qué no era tratado como «relacionado con el terrorismo».

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