La "cómoda" vida de Puente y Escrivá en plena ola de indignación por su gestión con Renfe y los funcionarios
Óscar Puente, el siempre polémico ministro de Transportes, y el ahora titular de Transformación Digital, José Luis Escrivá, fueron visto este pasado viernes practicando el swing en el campo de golf de la localidad costera de San Juan (Alicante).
Salieron al campo en torno a las 10 horas y dedicaron la mañana a a jugar, mano a mano, a este deporte en los 18 hoyos que componen el terreno que fue diseñado por uno de los más grandes golfistas españoles el ya desaparecido Severiano Ballesteros.
No es la primera vez que se les ve juntos y en un campo de golf. En febrero ya despertaron la polémica al ser vistos jugando en la mañana de un domingo en el Club de Golf de Puerta de Hierro, uno de los más prestigiosos de Madrid, al que entraron como invitados ya que los estatutos del club permiten a ministros y diplomáticos el uso de sus dependencias.
De hecho, el exalcalde vallisoletano dijo en una reciente entrevista en La Ser que desde que desembarcó en Madrid para ocupar un asiento en el Consejo de Ministros ya no dispone de tempo para el golf. La realidad, sin embargo, se lo discute.
Así, los ministros socialistas Puente y Escrivá volvieron de una de sus principales aficiones, ahora en la Costa Blanca, en un momento en el que los dos se encuentran de nuevo en el ojo del huracán en plenas vacaciones. El primero porque sigue ignorando los graves problemas que acumulan los servicios ferroviarios, tanto de Cercanías como de larga y media distancia.
El segundo porque ser gobernador del Banco de España parece ser su principal objetivo en este momento, cuando tiene a buena parte del funcionariado en pie de guerra por las reformas y las subidas salariales que no comparten todas las organizaciones sindicales.
CSIF le ha advertido de que llevará a cabo movilizaciones tras el verano si no convoca de inmediato una "negociación real" sobre el aumento de la plantilla pública o la reducción de la temporalidad que se sitúa actualmente en el 31% frente al 14% del sector privado.
También tiene en pie de guerra a los más altos funcionarios, que han emprendido acciones legales contra la reforma de la función pública por permitir "la arbitrariedad en las promociones internas, los enchufismos y la vulneración de los principios de igualdad, mérito y capacidad que deben regir dichos procesos selectivos".
En cuanto al ministro Puente, mientras compartía green con Escrivá haciendo sus hoyos, el caos en la estación de Chamartín no cesaba. Los usuarios denuncian la desinformación que sufren por parte de Renfe, los hacinamientos de pasajeros se multiplican al mismo ritmo que los retrasos en las salidas de los trenes y la puntualidad es un vago recuerdo de lo que fue, gracias a la modificación que se realizó el pasado mes de junio para justificar el aumento de los tiempos de espera desde la media hora que había hasta ahora a la hora y media que se ha oficializado ahora para poder recibir la indemnización del importe del billete.
La terminal se ha convertido en el epicentro de las quejas de los viajeros de trenes de larga distancia y alta velocidad, que ha sufrido en las últimas dos semanas hasta cuatro incidencias graves, que han provocado que cientos de personas quedaran varadas durante horas esperando dentro de las instalaciones sin apenas sitio para descansar, con un calor asfixiante y nula información.
Una situación que se repite cada día y que se ha acentuado desde el 1 de agosto, primer día de la operación salida de vacaciones verano para la mayoría de españoles.
El PP ha vuelto a solicitar la comparecencia de Puente en el Senado por el incidente del pantógrafo que provocó al caos a buena parte de la red ferroviaria la semana pasada y por los problemas que se suceden en la línea ferroviaria que conecta Madrid con Extremadura, que ha vuelto a provocar la parada de la línea o los que se empiezan a acumular en las líneas a Valladolid o León
Además, los populares denuncian que los problemas con la línea ferroviaria van más allá de Madrid, llegando incluso a otras provincias de Castilla y León, Galicia o Asturias.
Los pasajeros de los nuevos convoyes S106 en la Variante de Pajares siguen viviendo un suplicio de traqueteos, ruidos y movimientos bruscos sobre los que expertos ferroviarios han mostrado su inquietud por la seguridad debido a la gran cantidad de fallos detectados, que parece que se han minimizado en las últimas semanas.
Unos problemas que tienen también los viajeros gallegos y sevillanos. Los trenes de Alta Velocidad con origen y destino Sevilla circulan acumularon importantes retrasos sobre su horario habitual el pasado día 2 por un incidencia en el sistema de electrificación entre las estaciones de Sevilla Santa Justa y Guadajoz, a la altura de Carmona. La incidencia generó retrasos de hasta tres horas en la salida.
Justo antes del día de la partida de golf entre Puente y Escrivá, los pasajeros de las líneas Madrid-Barcelona y Madrid-Jaén vivieron "un infierno", según relataron, por lo vivido en sus trenes, que les obligó a esperar sin aire acondicionado, sin agua ni comida suficiente para todos, e, incluso, a caminar por la vías.
Durante más de tres horas los pasajeros se quedaron en mitad de las vías a la espera de que otro convoy les recogiera. Una vez que se hizo el cambio de convoy se llevaron la sorpresa de que no funcionaba el aire acondicionado y vieron subir el termómetro en el interior del nuevo tren hasta los 47 grados. "Muchas gente sufrió lipotimias por el calor. Es una vergüenza", relataron algunos pasajeros tras llegar a su destino.
Renfe, en su informe de auditoría de las cuentas anuales de 2022, reconocían que en 2021 los retrasos de AVE y Larga Distancia suponían un 17,85%, un año después, el año de comienzo de las obras en Chamartín, estas incidencias se elevaron a un 24,27%, con un total de 239.913 reclamaciones -frente a las 189.214 que presentaron los viajeros en el 2019- y casi un millón de devoluciones e indemnizaciones automáticas.
Pero hay que recordar que Renfe emplea en torno a 50 días de media para responder a las reclamaciones de los usuarios. En 2019, la contestación de la operadora a las reclamaciones de sus clientes tardaba apenas 19 días.