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Pánico a otra crisis global tras el desplome bursátil

Los mercados bursátiles mundiales registraron el lunes una jornada negra de fuertes caídas marcadas especialmente por sectores como el tecnológico y el bancario, ante la preocupación generalizada en torno a la economía estadounidense, ya que los datos recientes sobre el empleo y el sector manufacturero resultaron ser más débiles de lo esperado, lo que ha intensificado las expectativas de una posible recesión en la mayor economía del mundo. También pesa el temor porque el reciente auge de las acciones impulsadas por el potencial de la inteligencia artificial (IA) haya llegado a un punto de saturación y estalle una presunta burbuja.

El nerviosismo de los mercados se desató tras publicarse los datos actividad industrial en EE UU, peores de lo esperado, y se intensificó el viernes al constatarse el enfriamiento del mercado laboral estadounidense. A este factor se unió la subida de tipos en Japón, que ha llevado a los inversores que se habían endeudado en yenes a invertir en otros activos más rentables para liquidar su deuda.

Los principales índices bursátiles de Asia vieron desvanecerse en un solo día las ganancias acumuladas durante el año. El índice Nikkei 225, que agrupa a las 225 empresas más relevantes de la bolsa de Tokio, se desplomó más de un 12,4%, cerrando en 31.458,42 puntos el lunes por la tarde. Este dramático descenso se ha convertido en el peor registrado para el mercado japonés desde el histórico «lunes negro» de octubre de 1987. Esta notable corrección ha sido impulsada por una serie de factores que han generado un clima de pánico entre los inversores. Entre estos, destaca el reciente fortalecimiento del yen frente al dólar estadounidense, lo que plantea retos significativos para las empresas exportadoras japonesas. Además, las expectativas de un endurecimiento adicional de la política monetaria por parte del Banco de Japón, junto con el creciente temor a una posible recesión en Estados Unidos, han exacerbado la incertidumbre en el mercado.

Esta inestabilidad en los mercados financieros nipones contagió al resto de parqués por todo el globo. Seúl retrocedió un 8,77% y Taiwán, un 8,35 %. Más moderadas han sido las caídas en Hong Kong (-1,46%) y Shanghái (-1,54%). En Wall Street, los principales índices abrieron a la baja, con descensos acusados de grandes empresas tecnológicas. A la hora de cierre de los mercados europeos, el tecnológico Nasdaq se dejaba un 2,9%; el S&P 500, un 2,5%; y el Dow Jones, un 2,2%.

El Ibex 35 cerró con una caída del 2,34% este lunes negro bursátil, registrando así su mayor descenso desde mediados de marzo de 2023, cuando la crisis bancaria de Credit Suisse, que se extendió a Estados Unidos y que hizo tambalear los mercados de todo el mundo. Además, ha retrocedido a mínimos desde marzo de 2023, al situarse al cierre en los 10.423,4 enteros. En el resto de Europa los descensos también han estado en línea con el que ha registrado el Ibex 35, con caídas del 1,42% en París, del 1,82% en Fráncfort, del 2,04% en Londres y del 2,27% en Milán.

Los analistas muestran cautela ante lo que puede acontecer. El analista Manuel Pinto, de XTB, explica que la volatilidad en los mercados se ha disparado a medida que han ido creciendo las preocupaciones. «Gran parte de la fortaleza que ha mostrado el mercado durante este año se ha apoyado en la confianza de un aterrizaje suave, donde los bancos centrales serían capaces de estabilizar la inflación sin llevar a la economía a una fuerte contracción». Sin embargo, la Reserva Federal (Fed) podría haber esperado «demasiado» para iniciar los recortes de tipos y la economía del país podría «enfrentarse ahora a un aterrizaje forzoso».

Para Borja Gómez, director de Análisis de Dunas Capital, cree que «no hay grandes razones para esperar una crisis bursátil en toda su extensión, pero sí el mantenimiento de una penalización que, por otro lado, era manejable viendo las valoraciones que existían en algunos activos. Es cierto que el riesgo de una recesión en EE UU parece estar muy presente, pero, siendo objetivos, algunos de los datos que han desatado el pánico de los mercados no fueron tan negativos como para justificar este riesgo». Sin embargo, estima que, «en condiciones normales, esto es solo una corrección intensa de los mercados, pero no en una crisis en sí misma».

Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano Research, se muestra optimista y opina que «las caídas de las bolsas se producen por una tormenta perfecta. En este caso ha coincidido la reducida liquidez en verano, unos datos económicos discretos en EE UU, la subida de tipos en Japón, unos débiles resultados de las tecnológicas y una fuerte y continuada subida desde hace mucho tiempo. En principio, los largoplacistas no deberían preocuparse en exceso. Además, la economía en EE UU todavía crece razonablemente y si se debilitara en exceso, por un lado, no hay desequilibrios exagerados en el sector privado, y por otro, existe un elevadísimo margen para combatirlo reduciendo tipos de interés».

El violento ajuste a la baja de ayer se desencadenó tras dos días de caídas en Wall Street, atribuidas a unos datos económicos estadounidenses más débiles de lo esperado. Las acciones cayeron con fuerza el viernes y el índice compuesto Nasdaq entró en territorio de corrección, con empresas tecnológicas de gran peso como Amazon y Microsoft llevándose la peor parte ante la preocupación de que el repunte impulsado por la inteligencia artificial este año pueda haber sido exagerado. Además, el Departamento de Trabajo estadounidense informó el viernes de que la tasa de desempleo se había disparado hasta el 4,3%, una señal de enfriamiento que avivó los temores de que pueda estar entrando en una fase recesiva e incertidumbre.

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