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El nuevo lema de la campaña de Trump: «Comer menos gatos te hace más republicano»

La cosa ahora va de gatos. En unas elecciones históricas como las que está viviendo Estados Unidos, ya nada parece sorprender a un electorado curado de espanto. Ni siquiera que, en menos de 24 horas, ambos partidos hayan convertido a los gatos en un grito de campaña. Los demócratas se hacen eco de la foto de Taylor Swift con su pequeño felino, Benjamin Button, defendiendo a las mujeres que deciden no tener hijos y, por tradición histórica impuesta, amar a los gatos (un mito que viene de lejos y que tiene poco fundamento).

En el lado republicano, la defensa de los felinos se ha convertido en un código interno que refuerza la integridad y apoyo al partido. «Comer menos gatos» te hace «ser más republicano». Es el mensaje que anuncia un cartel a la entrada del estado bisagra de Arizona, donde precisamente este jueves Donald Trump se dio un baño de masas.

La base del eslogan gatuno sale de una idea planteada por el propio exmandatario, cuyas palabras pueden desatar un huracán sin que ni siquiera él lo haya planeado. Trump llegó a decir durante el debate presidencial que «en Springfield (Ohio) se están comiendo a los perros, la gente que ha llegado allí se está comiendo los gatos. Las mascotas de la gente que vive allí», aseguró sin pestañear. No está claro en qué basó su afirmación, porque la cadena ABC News que fue la encargada de organizar el último debate presidencial, aseguró con sus verificadores en tiempo real que se había puesto en contacto con las autoridades de la ciudad y estas le aseguraron que «no hay informes creíbles de denuncias específicas de mascotas que hayan sido dañadas, heridas o maltratadas por individuos de la comunidad inmigrante».

El origen de este bulo se encuentra en un grupo de Facebook que en los últimos días había extendido la falsa narrativa de que «la vida silvestre, como patos y gansos» de Springfield, estaban siendo «devorados por los haitianos» llegados a la localidad en los últimos meses. La publicación venía reforzada por la imagen de un hombre negro sosteniendo un pato muerto. Posteriormente se supo que la foto pertenecía a otro momento, y a otro lugar (Columbus) y que había sido sacada de contexto. Igual que otro caso de crueldad animal perpetrado en realidad por una mujer estadounidense y no por un inmigrante, como se apuntó inicialmente.

Sea lo que fuera, Trump y su compañero de fórmula, J.D. Vance, han sabido sacar carnaza de la situación y el exmandatario no dudó en utilizar la desinformación como argumento para atacar a la inmigración ilegal que llega al país y la gestión en este sentido de la administración de Joe Biden y su segunda, Kamala Harris, que con gato o sin gato, tendrá que ser capaz de vencer estas afirmaciones a golpe de verificación informativa.

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