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La carta de amor a su padre y al fútbol del hijo de un campeón del mundo rompe el contador de likes

Las redes se han emocionado ante esta historia del hijo de José Daniel Valencia, un campeón del mundo con Argentina en 1978. Cumple años y su hijo le ha querido dedicar un emotivo texto: "Durante muchos años creí que me gustaba jugar al fútbol. Mas mal que bien a lo largo de todo el camino, pero estaba convencido que era eso lo que me apasionaba. Cuando me preguntaban que quería ser de grande, la respuesta era siempre la misma: Futbolista. Mis limitadísimas habilidades, mis dos piernas zurdas siendo diestro y algún que otro factor externo, determinaron que no iba a ser así. Que iba a estudiar abogacía y que al día de hoy me defina como un futbolista que trabaja de Abogado, o algo por el estilo", empieza el hijo Dani Valencia.

"Tengo un vídeo filmado por mi viejo donde me tira la pelota y le pego con la misma rusticidad que lo sigo haciendo al día de hoy. De fondo se escucha su risa, devolviéndome la pared mientras la cámara pierde el foco y se distorsiona la imagen. Mi primer recuerdo consciente se remonta a un entrenamiento en el club. Él me había dicho que me dejaba y volvía a buscarme, yo sabía que no lo iba a hacer. Mi viejo podrá haber sido un eximio futbolista pero es un pésimo mentiroso. Lo ví tras unos árboles que daban el poco de sombra de aquellas viejas canchas Jesber en mi Oruro natal. Hice 2 goles aquel día y en cada uno, lo primero que hice, fue voltear para los árboles a ver si mi viejo andaba por ahí. Terminado el entrenamiento, me dirigí a la zona de los árboles donde mi viejo simulaba llegar recién, preguntándome cómo me había ido", cuenta con nostalgia.

"Yo fui cómplice – como toda la vida – y respondí que bien, que había hecho 2 goles.

- ¿Pero te divertiste? – preguntó mientras me ayudaba a sacarme los botines.

- Si, obvio – respondí – Hice 2 golazos igual

- Eso no importa, hijo. Te pregunté si te divertiste.

El saldo del camino y de mis memorias es mas o menos parecido. Finales perdidas, desconsuelo enorme y el inmediato abrazo de mi viejo apenas salía del vestuario. Idéntica situación en las alegrías: Mi viejo en la tribuna y su abrazo posterior", recuerda.

 

El día que decidí dejar de intentar en el fútbol profesional, a mis 18 años, toda mi familia estaba de viaje. Se habían ido a vacacionar a Bolivia, yo no había ido porque tenía que irme de pretemporada. Nada te prepara para ese momento. Nada. Lo primero que hice fue llamar a mis viejos para contarles que me habían dejado libre, en una calma forzada se los comuniqué.

Al día siguiente, al mediodía mientras me preparaba el almuerzo, siento la cerradura de casa abriéndose. Imaginen mi miedo, agarré fuerte el cuchillo pensando que podía necesitarlo y fue ahí que lo ví: dejo caer su bolsito adidas al piso, mientras emprendía una carrera maratónica hacia el lugar donde estaba yo. Me abrazó e inmediatamente supe que todo iba a estar bien. Después vino lo mas lindo: Formé el equipo que ya mencioné con mis amigos y mi viejo empezó a oficiar de DT. Lo tenía entrenándome todas las semanas y compartiendo los sábados de fútbol junto a el. Me re puteó cuando lo merecí y me felicitó mas veces de las que ameritaba.

Este año, por diversos motivos – laborales sobr etodo – mi viejo no pudo estar tan presente como siempre y me sirvió para entender, después de 30 años, que nunca me interesó jugar al fútbol. Lamento hayan llegado hasta aquí esperando una anécdota bien futbolera, no va a ocurrir", acaba.

"Si hacía una jugada buena, inmediatamente miraba para el costado esperando ver su gesto de aprobación. De igual manera con las malas, no escuchaba sus retos inmediatos. Salía de jugar y pese a estar mis compañeros ahí, no tenía con quien compartir el resumen del partido. El fútbol es muy triste si no se comparte con alguien que amas. Entonces si, nunca me interesó jugar al fútbol. El fútbol fue una simple excusa para compartir mas tiempo con vos. Para dedicarte lo mejor de mis días y robarte algo de la tuya".

No fueron muchas mas las oportunidades en que hice 2 goles, mucho menos en un partido pero necesito darte una respuesta: Si, siempre me divertí. Me divertí porque lo compartí con vos.

Por eso, en este día de cumpleaños quiero dedicarte este texto. Para agradecerte por este tiempo futbolero entre padre e hijo y – sobre todo – para pedirte que hasta que las piernas y el corazón nos lo permitan, sigamos disfrutando de lo que una pelota nos brinda. Hoy, con mucha mas claridad y aunque ya sea adulto, puedo responder a la pregunta del primer párrafo con certeza absoluta: "No, no quiero ser futbolista. Quiero ser el 5% de la persona que sos vos. Te amo, feliz cumpleaños"

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