Francisco apuntala el cónclave: el 79% de los cardenales llevan su sello
El Papa continúa reconfigurando el colegio cardenalicio, esto es, redibujando un futurible cónclave que ya cuenta con algo más que su sello personal. Francisco anunció hoy la creación de 21 nuevos cardenales, de los cuales 20 tienen menos de 80 años, por lo que pueden ser electores y elegibles. Esto se traduce en que, a partir del 8 de diciembre, cuando recojan sus birretas de estreno, cuatro de cada cinco purpurados con derecho a entrar en la Capilla Sixtina habrían sido elegidos por Jorge Mario Bergoglio. En total, habrá 141 con derecho a voto: de ellos, 112 han sido escogidos por él, un 79 por ciento del total.
Desde el ventanal del Palacio Apostólico, una vez que había concluido el habitual rezo del ángelus a mediodía, el pontífice de 87 años echó mano de un listado que elabora personalmente y que desconocen hasta ese momento los propios implicados. Entre los nuevos fichajes no hay ningún español. De hecho, es la primera vez, en los diez consistorios convocados por Bergoglio, que no se estrenará ningún purpurado de nuestro país, que hoy por hoy cuenta con diez electores: cuatro con destino pastoral en España (Cobo, Omella, Osoro y Cañizares), dos en el Vaticano (Ayuso y Vérgez), tres en el extranjero (López, Aós y Bustillo) y un superior general (Fernández Artime, de los salesianos).
Como viene siendo habitual en estos doce años de pontificado, entre la veintena de hombres que pasan a formar parte de este particular «staff» se constata una apuesta por acabar con el eurocentrismo y el «lobby» italiano. Aunque continúan siendo mayoría, América aumenta de manera significativa.
De hecho, solo hay tres de ellos que está al frente de una diócesis del viejo continente: el vicario general de Roma, Baldassare Reina; el arzobispo de Turín, Roberto Repole; y el arzobispo serbio de Beograd-Smederevo, Ladislav Nemet. Es verdad que sí hay otros europeos entre las nuevas incorporaciones, pero, o son misioneros, o son colaboradores estrechos en alguna materia.
Entre el cupo de europeos misioneros, se encuentra el dominico Jean-Paul Vesco, arzobispo de Argel, o el franciscano Dominique Joseph Matheiu, un belga que se convertirá en el primer cardenal de la historia de Teherán, un nombramiento más que relevante, teniendo en cuenta que apenas hay 21.000 católicos entre los 86,8 millones de musulmanes que pueblan Irán. Otras periferias geográficas que se han visto reconocidas ayer, domingo, por el Papa son Costa de Marfil, Indonesia, Japón y Filipinas.
En esta apuesta por reflejar la universalidad eclesial, Francisco vuelve a poner su mirada en América, su continente de origen. Eso sí, Estados Unidos queda fuera del reparto de birretas cardenalicias.
En Canadá reviste de púrpura al arzobispo de Toronto, pero más relevante resulta aún que premie a cinco arzobispos latinoamericanos: Carlos Gustavo Castillo (Lima), Vicente Bokalic (Santiago del Estero y primado de la Argentina), Luis Gerardo Cabrera Herrera (Guayaquil), Fernando Chomali (Santiago de Chile) y Jaime Spengler (Porto Alegre y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño).
Francisco ha reconocido, entre su equipo de confianza, a Fabio Baggio, subsecretario del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y responsable de la cuestión migratoria en el Vaticano, así como al responsable de los viajes papales, el indio Georg Jacob Koovakad, y el lituano Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor de la basílica de Santa María la Mayor.