El Atlético es un desastre futbolístico
Por si no fuera suficiente con la lamentable imagen que dio el Atlético en Lisboa, el equipo rojiblanco sigue empeñado en su particular desastre futbolístico con el empate en San Sebastián... y gracias. Después de un gesto que bien vale una entrada por parte de Griezmann y un buen gol de Julián Álvarez, los de Simeone renunciaron a todo lo que tuviera que ver con el balón, la ambición, el divertimento o la afición a este deporte. El único plan fue dejar pasar los minutos, encerrarse cada vez más atrás y rezar para que Oblak fuese el mejor del partido. Si por algún casual, algún delantero huérfano podía hacer algo, peleando contra el mundo entero, bienvenido sea, pero sin estridencias. Con semejante plan, tan rácano y pobre, lo único que salva al Atlético de estar peleando en la zona baja es su calidad individual.
Una vez jugados once partidos, con un balance de cinco victorias, cinco empates y una derrota, ya se puede uno permitir el lujo de hacer un análisis de lo visto. La realidad es que, lejos de mejorar, los colchoneros sólo evolucionan a peor en su juego, con un entrenador que no sólo no da con la tecla, sino que no se sabe siquiera el lugar al que pretende llegar. Jugadores que entran y salen del once titular sin saberse muy bien el motivo, un esquema que no convence a nadie y la afición desencantada en apenas mes y medio de competición.
El Barca ya está a siete puntos de distancia, pero si dejamos los números a un lado, las sensaciones provocadas por el juego son aún peores. El equipo ganará partidos por la calidad que tiene en la plantilla, pero imaginarse ahora mismo que pueda competir por títulos es una utopía. El Atlético se va al segundo parón de selecciones con peores sensaciones que en el anterior y con el Cholo evitando hacer autocrítica ante semejante bochorno.