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Los ‘tories’ optan por un giro a la derecha para frenar a Nigel Farage y recuperar el poder

Giro aún más a la derecha o paso al centro. Esta era la dicotomía a la que se enfrentaba el Partido Conservador tras la histórica derrota cosechada en julio, cuando pusieron fin a una era de catorce años en el poder. Todavía siguen sin elegir al sucesor de Rishi Sunak, pero la decisión de hacia dónde pondrán rumbo ahora está más que tomada porque, sea quien sea el nuevo líder de la formación, vendrá del núcleo duro. La que fuera ministra de Negocios, Kemi Badenoch, y el que fuera secretario de Estado de Inmigración, Robert Jenrick, han sido elegidos este miércoles por los diputados como los dos finalistas en unas primarias donde los afiliados tienen ahora la última palabra.

Los resultados fueron toda una sorpresa, ya que se daba prácticamente por hecho que James Cleverly, extitular de Exteriores y representante del ala moderada, estaría entre los finalistas. No en vano, en la ronda eliminatoria del martes se aseguró el mayor número de apoyos parlamentarios con 39 votos. Sin embargo, en una decisión que causó conmoción, quedó fuera de la carrera. Cosechó sólo 37 votos frente a los 42 de Badenoch y los 41 de Jenrick.

Badenoch, 44 años, bautizada como [[LINK:INTERNO|||Article|||66a007a9fba0b0e412d40dee|||«la niña bonita de la derecha»]], partió como la favorita con un discurso antiwoke y antitrans. De padres nigerianos, nació en Londres, pero se crió entre Estados Unidos y Nigeria, y no volvió a Reino Unido hasta los 16 años. Pero en las últimas semanas había ido perdiendo fuerza ante el avance de Jenrick, 42 años, que ha impresionado con una campaña mucho mejor organizada. Su principal atractivo es que renunció como secretario de Estado de inmigración en el Gobierno de Sunak al considerar que no se estaba haciendo lo suficiente para recuperar el control de la fronteras.

La inmigración es uno de los asuntos que más preocupa al electorado, en particular a los votantes conservadores. Durante el reciente congreso anual de los tories en Birmingham, Jenrick también destacó su admiración por el thatcherismo y reveló que su hija lleva como segundo nombre Thatcher, en honor a la antigua primera ministra conservadora.

Ambos finalistas tienen ahora un mes para cortejar a las bases de la formación, alrededor de 55.000 afiliados con un perfil donde predomina el de hombre mayor blanco euroescéptico. Las diferencias entre los dos candidatos apenas existen aunque, mientras Jenrick aboga por abandonar la Convención Europea de Derechos Humanos, Badenoch ha sugerido que se deberían considerar otras opciones. El Tribunal de derechos humanos –máxima autoridad judicial de la convención– fue quien anuló el polémico plan Ruanda del anterior ejecutivo conservador para mandar al país africano a los solicitantes de asilo llegados por rutas irregulares, una medida con la que se quería poner freno a la inmigración que no ha hecho más que crecer en los últimos años pese a la promesa del Brexit de retomar el control de la fronteras.

El nombre del ganador de estas primarias se conocerá el 2 de noviembre. Aunque los analistas vaticinan a los tories una larga etapa en la oposición con distintos giros de estrategia, por lo que el nuevo líder quizá no sea quien consiga recuperar el poder.

No es la primera vez que los conservadores sorprenden con un giro de guión. En las primarias de septiembre de 2022 tras la dimisión forzosa de Boris Johnson –obligado a dimitir por sus propias filas– Liz Truss se convirtió contra todo pronóstico en ganadora. Aunque tras un desastroso mandato de apenas 44 días con un presupuesto que llevó a la libra a mínimos históricos, los diputados eligieron por unanimidad a Rishi Sunak sin dar opción a los afiliados a votar, decisión de lo más criticada.

Tras la sangría de votos en los últimos comicios de julio hacia el partido de derecha radical Reforma, liderado por el populista Nigel Farage, que conseguía por primera vez su entrada en Westminster, muchos consideran que recuperar a estos votantes desencantados es esencial para cualquier esperanza de volver algún día a Downing Street.

Pero los tories ya intentaron imitar a Farage eligiendo a Boris Johnson como líder. Y el experimento no salió muy bien. Ganaron los comicios de 2019 en un contexto excepcional marcado por el Brexit y Jeremy Corbyn como alternativa radical de la izquierda como candidato laborista. Pero apenas tres años después, cansados de tanto escándalo, fueron las propias filas quienes forzaron la dimisión del controvertido político de melena alborotada.

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