22 lesiones, la mayor pelea de Rafa Nadal fue contra su cuerpo
En 2016, cuando le quedaba todavía tanto, ocho años de carrera, Rafa Nadal reconocía el valor de Djokovic, con Federer, su gran rival. "Lo mejor de Novak es que es un jugador increíble", decía y añadía después: "Y también, en segundo lugar, es que nunca tiene lesiones. Y eso ayuda mucho a tener confianza y a no perder el ritmo nunca".
Las lesiones, el cuerpo como tortura y como límite. Rafa Nadal ha sido Rafa Nadal a pesar de sí mismo, de un cuerpo al que ha llevado al límite para seguir ganando y compitiendo y que finalmente, a los 38 años, con kilómetros, golpes, esfuerzos, excesivos trabajos, ha dicho que ya no podía más, que había que parar porque era imposible ya recuperar lo que se había perdido.
Rafa Nadal aprendió a competir contra los demás, pero también a ir superando los dolores continuos, compitió consigo mismo, contra su físico tanto como contra sus rivales. Para uno, es un ejemplo de superación, de que casi no hay imposibles si se pone todo el empeño; para otros pocos, lo que ha hecho Nadal es poner en peligro su integridad física.
Con 17 años tuvo su primera lesión. En un entrenamiento en 2003 sufrió una caída que le hizo estar un mes de baja. Una lesión que se podía tener. El problema de verdad llegó el año siguiente, cuando aún estaba empezando. Sin embargo la lesión que tuvo la fractura de escafoides del pie izquierdo, nunca se le ha ido del todo. Fue ahí donde nació el debilitamiento que le ha llegado después. En ese año, en 2004, estuvo tres meses de baja, pero su pie izquierdo nunca se recuperó del todo hasta sufrir lo que le ha amargado ya los últimos años: el síndrome de Müller-Weiss.
En 2005, esa lesión le impidió participar en Wimbledon después de haber ganado el primero de sus Roldán Garros, tampoco estuvo en Tokio, donde se disputaron los Juegos Olímpicos ese verano.
Sin embargo, logró sobreponerse o aprendió a vivir con el dolor y las molestias que le causaba su pie izquierdo. En 2006, pese a estar tocado del hombro, jugó la final de Wimbledon contra Federer. En 2007, los problemas en el brazo izquierdo hicieron que no pudiese acabar en Cincinnati.
Cada año un problema, cada año un dolor. En 2008 se retiró del Masters de París Bercy, por una tendinitis en el tendón rotuliano y no disputó la Copa Davis, que tantas alegría le ha dado y con la que se va despedir este noviembre.
En 2009 perdió por primera vez en Roland Garros y con tendinitis en las dos rodillas tampoco pudo disputar Wimbledon.
Los siguientes años fueron más suaves, en cuanto a lesiones, aunque en 2011 tuvo una inflamación en los tendones peroneos de los tobillos. Poca cosa para él, no le impidió jugar.
En 2012 se le acabó la suerte. En su segundo partido en Wimbledon se fracturó el tendón rotuliano. Perdió ese partido contra Lukas Rosol, que era el número 100. No volvió a jugar en toda la temporada.
En 2014 sufrió la desinserción de la vaina del cubital posterior de su muñeca derecha, también después de Wimbledon y ser perdió toda la gira americana.
Dos años después, tuvo que abandonar su tierra preferida, Roland Garros, por inflamación de la muñeca izquierda.
En 2017, la rodilla derecha le estuvo molestando todo el año, pero aguantó hasta casi el final. Pero fue 2018 su peor año. Abandonó en Australia por culpa del psoas ilíaco, tuvo una lesión abodminal y en el Us Open, su rodilla y su tobillo derecho le impidieron continuar.
El dolor en el tendón rotuliano derecho le amargó en el 2019, también se le inflamó la muñeca y tuvo un desgarro abdominal
En 2021, tras un partidazo en semifinales en Roland Garros contra Djokovic, el síndrome de Müller-Weiss de su pie izquierdo le obligó a parar.
Empezó 2022 ganando en Australia, pero en la semifinal de Indina Wells, una fisura por estrés del tercer arco costal izquierdo, le hizo parar un comienzo de año triunfal. Le dio tiempo, sin embargo, a ganar su Roland Garros número 22. En Wimbledon, después, sufrió una ruptura de 7 milímetros en uno de los músculos abdominales.
En Australia, en 2023 sufrió una lesión de grado 2 en el psoas ilíaco de la pierna izquierda. No pudo competir y el final se acercaba. Nunca se recuperó del todo