Evo Morales mantiene su pulso a Luis Arce con una huelga de hambre y los bloqueos de sus seguidores
Evo Morales sube su apuesta. La noche del viernes, hora en Bolivia, comenzó una huelga de hambre en la sede de la Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, una zona cocalera al centro del país, para aumentar la presión que impulsa sobre el gobierno de Luis Arce. Su protesta comenzó la noche del mismo día que varios de sus partidarios intentaron tomar al menos tres regimientos militares en la región.
"Pueden detenerme, ojalá que no me maten por favor. Estaba (estuve) muchas veces en la cárcel. No tengo ningún miedo, pero no me voy a ir de Bolivia. Estoy con mi pueblo y con el pueblo vamos a resistir. Vamos a enfrentar y derrotar a un gobierno corrupto, un gobierno narco...", declaró el líder cocalero en un video publicado en su cuenta en la red social X.
Morales agregó que espera que se instalen mesas de diálogo y señaló que para que sea viable, responsable y tenga resultados, es necesaria la participación de organismos internacionales de países amigos. Según el expresidente, en dos mesas deberán discutirse "el tema económico" y "el tema político".
Explicó que en la primera mesa espera discutir con la Administración de su exministro la crisis derivada de la falta de dólares que ha restringido las importaciones de combustible que Bolivia vende a precio subsidiado. En cuanto al "tema político", confió en que se pueda tratar la situación de "dirigentes injustamente detenidos, encarcelados".
Morales anunció el comienzo de su huelga de hambre después de que sectores afines a su reclamo anunciaran que no dejarían de bloquear carreteras, medidas que acumulan ya 20 días como presión para que se retiren los procesos judiciales contra el expresidente -investigado por trata de personas y abuso sexual, además de instigación pública a delinquir, daños a la infraestructura caminera y el uso de un vehículo propiedad de un narco-, exigir una "solución a la situación económica" del país y defender su candidatura presidencial para 2025.
"El bloqueo nacional de caminos persiste y va a seguir con mucha más fuerza y más contundencia", aseguró el dirigente campesino Humberto Claros en una declaración transmitida por la radio cocalera Kawsachun Coca.
Claros insistió en que las “bases” y “organizaciones matrices” no aceptan suspender el bloqueo. “Que nadie se atreva ahora a culpar al hermano Evo por las movilizaciones futuras que van a persistir en el bloqueo nacional indefinido de caminos”, sostuvo; al tiempo que deslindó responsabilidades a Morales y calificó al gobierno de Arce como “criminal” y “dictador” por el operativo policial y militar ejecutado para despejar la principal ruta del país.
El operativo logró despejar la carretera que conecta Cochabamba con el oeste del país, pero persisten bloqueos en las rutas hacia Santa Cruz, un departamento clave en la economía boliviana. Las autoridades informaron que las pérdidas económicas superaron los 1.700 millones de dólares, agravando el desabastecimiento de combustibles y la inflación.
Evo Morales gobernó Bolivia hasta 2019 cuando intentó ser reelegido, a pesar de limitaciones constitucionales, y acusado de fraude electoral se fue al exilio en México, desde donde denunció un golpe de Estado. En noviembre de 2020 su exministro Luis Arce fue electo presidente, visto como un delfín
del exmandatario.
Pero desde entonces las diferencias entre ambos se han agravado, dividiendo al Movimiento Al Socialismo del que ambos forman parte, y con la decisión pendiente de quién será candidato presidencial en 2025. Evo Morales quiere que se le permita competir de nuevo y acusa de traición a Arce, aspirante a la reelección, por supuestamente bloquear ese intento. Entre ambos también han surgido acusaciones de permitir el narcotráfico.
Las protestas lideradas por Morales han causado una crisis sin precedentes de combustible en el país, y en sus mensajes ha afirmado contar con suficiente respaldo dentro de Estado; tanto, que dijo que si fuese detenido en Bolivia se produciría un levantamiento popular indígena y un "amotinamiento" militar.