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Paloma Sánchez-Garnica y Beatriz Serrano, la fuerza de dos mujeres con personalidad

Los de este año, son unos Premios Planeta más especiales si cabe por el 75 aniversario de la editorial que imaginó José Manuel Lara, en 1949, para darle al libro "la máxima difusión" en un momento en el que se leía poco en España. Sin embargo, esta no es una semana cualquiera: las consecuencias de la DANA en el Levante no se pueden obviar, y es por ello que, tras los agradecimientos oportunos a las escritoras protagonistas, por supuesto, pero también a los académicos y a los asistentes al acto celebrado en la Real Academia Española, José Creuheras –presidente del Grupo Planeta– pidió al público ponerse en pie para guardar unos segundos de silencio "por las víctimas". Tras unos instantes emotivos, los aplausos cerraban este pequeño homenaje al que también se suma la donación que Planeta ha hecho para ayudar en la zona afectada.

Así daba comienzo una cita en la que los focos eran para ellas, para la ganadora y la finalista del Premio de 2024, Paloma Sánchez-Garnica y Beatriz Serrano, e igualmente para sus protagonistas, Victoria y Blanca, principales culpables del éxito de las primeras. Tras celebrar esos 75 años con 135.000 libros editados y más de mil millones de ejemplares vendidos desde 1949, el presidente del Grupo Planeta destacaba 'Victoria' y 'Fuego en la garganta' por ser "dos novelas extraordinarias" y, además, "absolutamente distintas en el lenguaje, en sus temas, en todo. Es de las pocas veces que se premian dos títulos tan diferentes". Sin embargo, añadía Creuheras, "como lector, sí he encontrado un lugar común: la caracterización de los personajes. Son fuertes y tienen personalidad".

Introducida la ceremonia, la presentadora Cristina Villanueva fue la encargada de conducir la charla con las autoras premiadas en el salón de actos de la Docta Casa y en el mismo día en el que las dos novelas daban el salto a las librerías. "No hay mejor lugar para acoger a las galardonadas de esta edición", celebraba la periodista antes de dar paso a "una grande del panorama literario", como Sánchez-Garnica, y una joven autora, Serrano, cuya primera obra ('El descontento') "fue toda una revelación". El poso histórico de la ganadora del Premio Planeta contrasta con el "estilo marcado, mordaz y emotivo", en palabras de Villanueva, de su compañera finalista.

Ya con los libros a la venta, Sánchez-Garnica se mostraba feliz de "ver el final del camino". "Al principio todo es una nebulosa que no se centra, pero ya ha dejado de ser mío y pasa a los lectores", comentaba la autora de 'Últimos días en Berlín', con el que fue finalista del Planeta en 2021.

La presentadora también quiso trazar puntos de unión entre dos libros ambientados en diferentes épocas. Si Victoria debe fajarse en las persecuciones ideológicas del Berlín dividido de la posguerra, Blanca tendrá que hacerse sitio en aquellos años 90: "Son mujeres que tratan de sobrevivir, que buscan su sitio en la sociedad, la aceptación de los demás y que no siempre lo consiguen". Las dos "hacen sacrificios y toman decisiones difíciles", señalaba.

Mientras Victoria Kiesler ve truncado su sueño de instalarse en Nueva York por un "terrible suceso", Blanca "habla de la infelicidad femenina en general y de temas actuales, como la salud mental, que aborda sin cortapisas", explicaba Villanueva antes de preguntar a Serrano si en el argumento ha pesado su "vocación" de informadora. La escritora y también periodista aseguraba que siempre le ha interesado la figura del "outsider", esa persona que no se conforma con marcar las casillas de tener una carrera, hijos, un monovolumen, una hipoteca... Prefiere a los "inconformistas". Así son los personajes de 'Fuego en la garganta', donde, para la presentadora, "la sociedad se creía muy moderna y a través de este libro vemos que no". "¿Es más fácil entender los problemas a través de las ficciones?", preguntaba. "Por supuesto", respondía Serrano: "En el cine de terror se entiende muy bien. Puedes crear personas que te ayuden en un conflicto personal, pero debe haber algo mucho más universal".

La epidemia de la soledad

Una epidemia moderna es la soledad. Y puede que estas las mujeres protagonistas de las historias tengan algo de ello. Para Sánchez-Garnica, "siempre es mala cuando no es elegida y necesitas a alguien", sostiene antes de coincidir con su compañera en que "no es una cosa exclusiva de las mujeres". "Es un problema cada vez mayor. Tenemos más pantallas y más aislamiento, por lo que es natural que algo así salga en mis libros", justifica Serrano. "Hay una falsa creencia de que estamos siempre acompañados. Necesitamos el contacto humano, como se demostró en la pandemia".

En las idas y venidas de la charla, la pelota volvía esta vez al tejado de Sánchez-Garnica para hacer referencia a la parte de su obra en la que, como asentía Villanueva, las críticas también son para los Aliados, "que se creen dueños de las vidas de los berlineses". Así, la escritora, que llegó a pisar Alemania cuarenta días antes de la caída del Muro –"Berlín en mi fetiche", aseguraba–, escribe sobre un paralelismo entre el nazismo y las leyes segregacionistas de Estados Unidos "que te hace pensar". "Creemos que todo el horror está en un lado y nos olvidamos de que las democracias siempre son imperfectas", replicaba la escritora.

Entonces, mediados del siglo XX, la prensa aprovechó la caza de brujas del macartismo para abusar del sensacionalismo: ¿encuentran similitudes con las "fake news" de la actualidad?, se ponía sobre la mesa para que contestase una Sánchez-Garnica "fascinada por el periodismo": "Tiene las dos caras del poder. Hay quien puede alentar esos bulos o esa persecución que se desató en EE UU o en cualquier lugar contra el que no pensaba igual; y luego está ese otro periodismo que arriesga por la verdad y para exponer lo que está pasando. Esas fuerzas se vieron claramente, y ahora pasa lo mismo. La historia se repite. Es lo que tiene el ser humano, que vuelve a caer en los mismos errores".

Otro nexo entre 'Victoria' y la novela finalista de Serrano son las huidas hacia delante y los abandonos que influyen en las relaciones madre-hija. La autora de 'Fuego en la garganta' no se atreve a asegurar que todas las hijas, en algún momento, chocan con su madre, pero sí destaca "los silencios familiares" que sobresalen en su libro. "Las preguntas que Blanca no puede hacer en su entorno familiar termina haciéndolas en internet". Aunque no siempre los miedos de su protagonista por hacer daño a otro se pueden ocultar bajo la alfombra... "En algún momento explotan", anticipa sobre unas páginas que tratan con mucho sarcasmo "el universo de las mamás del cole" que tanto han hecho disfrutar a Cristina Villanueva, como ella mismo aseguró durante la presentación en la RAE.

"Más guay que yo"

En esos años 90 encontramos a una Blanca que atraviesa "un momento melodramático de nuestras vidas", la adolescencia. Para su creadora, estamos ante un personaje "infinitamente más guay de lo que yo lo era en el instituto", ríe Serrano hablando de un personaje que comparte gustos con ella (canciones, películas, novelas...). "Por eso la hice gótica, tiene gustos elevados. Yo descubrí todo eso mucho más tarde", cuenta de un título que rescata las perdidas tribus urbanas y la nostalgia de pasar horas delante del Messenger. "Nuestro perfil digital está más claro ahora; antes, la gente se ocultaba detrás de un avatar. El libro retrata un periodo opuesto al que vivimos: cualquier persona solitaria entraba en internet para escapar y encontrar gente afín. Hoy, queremos salir de internet y liberarnos de su toxicidad. Se muestra un internet más inocente". En esos primeros pasos en la red se deberá mover la protagonista para descubrir qué es ese 'Fuego en la garganta' que le hace diferente al resto: "Son las emociones cuando no sabemos cómo gestionarlas. Le sucede cada vez que tiene reacciones que intenta ocultar, como rabia, desilusión, enfado... Más adelante también serán emociones positivas. Cuando no lo comprende, pasan cosas raras...", presenta.

Por su parte, la Victoria de Sánchez-Garnica tiene una vida que se mueve entre las penurias y la resiliencia, y que, además, hace un guiño a 'Lo que el viento se llevó'. La escritora no oculta la inspiración: "Ahí está el origen de todo en Estados Unidos. Cuando empecé a pensar en la novela salió una edición que me fascinó y se convirtió en un libro de cabecera" para ella y también para uno de sus personajes, Robert Norton.

Dicho todo, Cristina Villanueva instó a las dos escritoras a hacer públicos sus deseos acerca de la recepción del público: "Espero emocionar, que remueva. Creo en el efecto poderoso de la lectura porque nos hace más tolerantes. Nos da posibilidades de pensar más y juzgar menos", pedía la ganadora del Premio Planeta. A su lado, la finalista le daba la réplica: "Me gusta que la cultura me remueva y me haga sentir cosas, así que ojalá pueda sorprender y emocionar. Que no sea el típico libro que dejan en la mesilla por aburrimiento".

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