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«Si estás convencido de lo que vives, dialogas hasta con el diablo»

Durante dieciséis años estuvo al frente de Comunión y Liberación como presidente. De hecho, fue el primer sucesor del fundador Luigi Giussani tras su muerte liderando esta plataforma que hoy cuenta con cerca de cien mil comprometidos en más de ochenta países. En noviembre de 2021 se echaba a un lado, haciendo suya la reforma de Francisco que limitaba los mandatos al frente de las asociaciones internacionales de fieles. Presentó su dimisión en un momento “delicado de la vida del movimiento” para “favorecer el cambio de guía” solicitado por el Papa. Tres años después este sacerdote cacereño de 74 años no visibiliza un ápice de resquemor por lo sucedido. Tampoco se deja entrever nostalgia alguna por abandonar el timón a leer a fondo su nuevo libro ‘No hemos visto nada igual. La transmisión del cristianismo hoy’ (BAC).

Dígame la receta para evangelizar hoy.

No hay recetas. Precisamente ese es el reto estupendo ante el que estamos. Para mí, la única receta para afrontar la secularización es que cada uno tiene que tomar en serio los propios desafíos que tiene delante para vivir la fe. No se puede vivir de las rentas, tenemos que ver si las respuestas que damos tienen valor. Y eso solo lo puedes hacer verificando en la vida. Esto es, si eres capaz de resistir delante de personas como el responsable del Partido Comunista, un periodista ideológicamente lejano o, personas totalmente diferentes a mi posición. Yo quería ver si las razones que yo tenía podían resistir en un momento como este, para poder vivir con conciencia de mis razones, no simplemente como una cosa devota, sino para vivir la fe con toda la racionalidad que exige.

En esa búsqueda de razones de la fe se puede levantar un muro de resistencia frente al mundo o entrar en diálogo, lo que algunos tachan de confabulación y claudicación relativista…

A quien cree que aceptar el diálogo como método es ambigua como posición no les entiendo. Es como si a Jesús se le interpretara como ambiguo cuando va a la casa de Zaqueo y entró en diálogo con él, en lugar de decirle directamente que era un ladrón y negarle cualquier oportunidad. Jesús entra con toda su humanidad en relación con él, como hace con los fariseos, con sus discípulos, o con cada uno de nosotros. Quién está inseguro de sus posiciones, acaba diciendo las cosas con rigidez porque no está lo suficiente convencido de la consistencia de su propuesta. Si uno está convencido de lo que dice y vive, puede dialogar hasta con el diablo. Quien no está convencido, le da miedo hasta las tesis de la persona más frágil. A mí me asombra mucho el método que Dios ha usado: Jesús acepta encarnarse, como dice San Pablo, despojándose de su poder divino. Entra desarmado en la realidad para ver si lo que Él dice y lo que Él propone tiene la suficiente atracción. Jesús no necesita usar su poder para asfaltar a nadie.

Dialogar con el otro en estos términos exige formación y que el laico sea sujeto activo y no convidado de banco dominical...

Giusani no quería espectadores, promoviendo cursos de no sé qué. Nos ha invitado constantemente a usar como hipótesis para entrar en la realidad lo que él proponía para que nosotros nos formáramos viviendo: verificar en la vida. Reducir el cristianismo a una formación extrínseca a la persona es un error, porque no se resiste a la avalancha de la secularización. El cristianismo se reduce así simplemente a un discurso o a una ética.

Frente a esa visión ética reduccionista, están de moda los retiros de impacto emocional en el otro extremo, ¿cómo lo ve?

Como el discurso abstracto ya no funciona, ahora se opta por gestos sentimentales para atraer. Toca esperar a su verificación, veremos cuánto dura. Lo estamos viendo con los partidos políticos, que también están echando mano de la emoción y alguno incluso parece que va a salvar el mundo. Es cuestión de tiempo, ver si esta propuesta sentimentalista está lo suficientemente arraigada a la persona como para poder resistir. La fuerza del sujeto es la intensidad de su autoconciencia. Si no ha crecido en esta conciencia de sí mismo, es débil delante de los desafíos, porque el sentimentalismo no es capaz de dar razón a quien dice lo contrario y el que tiene el discurso no es capaz de atraer al otro.

¿Esa autoconciencia es el mejor antídoto frente a los abusos?

Evidentemente, porque si no generamos personas capaces de juzgar si uno me está abusando, no existirán suficientes policías para evitar el abuso. Si generamos personas que se dan cuenta de que tienen conciencia, pueden desafiar a quien los quiere abusar porque se dan cuenta de su dignidad. El poder sobre la persona es inversamente proporcional a la potencia de las personas. Cuando más potente es la persona, menos capacidad de poder se tiene de abusar.

¿Es más cómodo ser un adolescente en la fe que un adulto?

Exacto. Recientemente participé en un diálogo con unos chicos sobre la leyenda de ‘El Gran Inquisidor’. Es mucho más fácil descargar mi responsabilidad de joven y que otro asuma la responsabilidad. Siempre habrá alguno que te diga cómo tienes que vivir y te descargo de tu responsabilidad y de tu libertad. Esta es la gran tentación que hay que desenmascarar.

Si alguien hojeara su libro y solo le diera tiempo a quedarse con una píldora. ¿Con qué se sentiría satisfecho que le llegara?

Con el título: ‘No hemos visto nada igual’. El cristianismo hoy para muchas personas es una cosa ya sabida, piensan que ya lo saben, que ya no hace falta, que ya no sorprende. Yo me pregunto: ¿qué significó para los primeros discípulos su encuentro con Jesús? Su reacción fue que no habían visto nada igual, porque se habían encontrado con una persona, con la persona de Jesús. Si hoy no hay un encuentro de verdad en la vida, el cristianismo será un recuerdo o una organización que continúa hasta que la gente pierda el interés definitivamente. Juan y Andrés estaban tan fascinados con Jesús que no pueden evitar ir a volver al día siguiente, y al día siguiente, y al día siguiente. Lo necesitaban para vivir. O esto sucede hoy o, de lo contrario, el cristianismo se reducirá simplemente a unas reglas para vivir.

¿Deduzco que no hay cristiano que no esté enamorado?

¿Se puede levantar despertar una persona sin acordarse de la persona amada? ¿A cuántos cristianos les falta Cristo? ¿Cuántos echan de menos a Cristo en su día a día? Hay una canción de un italiano que dice ‘No soy sin tu presencia’.

¿Vivió con desconcierto su relevo en Comunión y Liberación?

No. Apenas me di cuenta que esto es lo que se quería, me presenté mi dimisión. No he vivido de ningún cargo en mi vida. El poder no me interesaba antes ni ahora.

¿Se vive mejor jubilado de cargos y cargas?

Absolutamente. El problema es para qué uno usa la jubilación. Yo tengo algo muy importante que hacer: verificar si Cristo es capaz de llenar mi corazón ahora que no tengo responsabilidades que pueda llenar el tiempo con actividades. La jubilación es como la reválida. Cuando llega el momento en que ya no te llaman al teléfono, no te mandan ningún mail, eres ninguno, eres nadie, ¿de qué vives? Si uno no ha vivido durante la vida de lo que realmente le hace vivir, cuando le despojan de todas estas cosas, y se encuentra totalmente desnudo cae en depresión.

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