El hombre más viejo del mundo, fallecido a los 112 años, comía esta comida todos los viernes
John Tinniswood, reconocido como el hombre más viejo del mundo desde abril de 2024, falleció el pasado lunes a los 112 años en Southport, Inglaterra. Aunque el título le llegó tras el fallecimiento del venezolano Juan Vicente Pérez, Tinniswood se convirtió en un símbolo de longevidad con una vida que abarcó más de un siglo.
Nacido en Liverpool el 26 de agosto de 1912, Tinniswood vivió una vida marcada por su papel como el veterano de la Segunda Guerra Mundial de mayor edad. Fue testigo de eventos históricos y cambios sociales que definieron los últimos 112 años. A pesar de su avanzada edad, afirmaba no sentirse diferente de los demás.
La familia informó que su partida estuvo rodeada de música y amor, destacando la dedicación del personal del asilo donde pasó sus últimos 13 años. Y tras recibir el reconocimiento por parte de Guinnes World Records afirmó que lo que le había tocado vivir era pura surte.
Los hábitos del hombre más viejo del mundo
A diferencia de otros hombres centenarios que atribuyen su longevidad a hábitos específicos o alimentos peculiares, Tinniswood era de los que confiaban en la simplicidad. No seguía una dieta especial, pero tenía una tradición culinaria que mantuvo durante años: comer pescado con patatas fritas todos los viernes, un plato clásico británico que formaba parte de su rutina semanal. Estamos hablando del "fish and chips".
“Como lo que me dan, igual que todos”, dijo en una entrevista, restando importancia a cualquier alimento rutina o fórmula mágica. Además, era un hombre moderado ya que no fumaba y apenas consumía alcohol. "Hacer demasiado de cualquier cosa , ya sea beber, comer o caminar, acaba pasando factura", reflexionaba.
El consejo del hombre más viejo del mundo
Aunque su vida llegó a su fin, John Tinniswood deja un mensaje claro: la longevidad no siempre está ligada a fórmulas mágicas ni a sacrificios extremos. Para él, la clave residía en llevar una vida equilibrada, disfrutando de pequeños placeres como su tradicional pescado con patatas fritas cada viernes, y manteniendo siempre la moderación en sus hábitos.
Según Tinniswood, vivir más no se trata de evitar todo lo que da alegría, sino de encontrar un punto medio. Esa moderación, combinada con una actitud positiva ante la vida, fue lo que él consideraba su verdadero secreto, aunque nunca dejó de atribuir gran parte de su longevidad a la suerte.