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Enamorarse de la esencia navideña de la eterna Roma

Roma y diciembre. Sí, es indiscutible que esta combinación atrae, aún más, a la capital italiana a viajeros de todos los rincones del mundo. Citas tradicionales como la Misa del Gallo y la bendición «Urbi et Orbit» unidas a su encanto atemporal la convierten en un destino navideño de acierto seguro.

Así es, la ciudad de Rómulo y Remo y sus calles brillan con luz propia en estas fechas. Caminar, por ejemplo, por Via del Corso se antoja como un espectáculo en sí mismo. Los escaparates de las boutiques de lujo de las mejores marcas italianas e internacionales y las tiendas tradicionales compiten en creatividad, ofreciendo toda una experiencia visual.

Piazza Venezia marca un punto clave, pues en ella se coloca el árbol más bonito de la ciudad. Con el telón de fondo del Monumento a Víctor Manuel II crea una de las postales navideñas más bellas de cuantas pueden hacerse. Desde este punto es fácil dirigirse a otro de los imprescindibles: Piazza Navona, cuyo tradicional mercado navideño despliega todo su encanto ya desde primeros de diciembre. Juguetes, golosinas, dulces, comida típica de la región y, entre otras muchas cosas, figuras para el belén son algunas cosas que los viandantes encontrarán en estos entrañables puestecitos.

Merece la pena destacar otros árboles navideños icónicos que bien podrían formar parte de un álbum por la Roma más navideña. En la emblemática Plaza de San Pedro, embellecida también con un gran belén, las luces del majestuoso árbol se encenderán el próximo 7 de diciembre, y por otro lado, el árbol del Coliseo, enmarcado por uno de los monumentos más famosos del mundo, ofrece una postal perfecta para enamorarse de la esencia navideña de Roma.

Para quienes buscan experiencias diferentes, la pista de patinaje sobre hielo de Parco della Musica es ideal. Este complejo cultural se convierte en un centro de entretenimiento navideño, con música en vivo, luces y actividades que complementan el espíritu de la temporada.

Más allá de su faceta navideña, Roma sigue mostrando su grandeza histórica y artística, más bella aún si cabe gracias a la maravillosa decoración y a las luces de la festividad que se unen a la que ya de por sí ilumina sus monumentos más icónicos, tales como la majestuosa y de casi indescriptible belleza Fontana di Trevi. Ver la que es la fuente con toda seguridad más célebre del planeta siempre, aun si no es la primera vez que se viaja a Roma, es un placer.

Es cuna de una de las civilizaciones más importantes de la historia, y así se deja ver también en una lista casi sin fin de lugares que visitar: el mencionado Coliseo, el Palatino y Foro Romano, el Circo Máximo, el Foro de Trajano o el Panteón de Agripa son algunos de esos lugares en los que se siente su indeleble huella histórica. Pero, y para poner el toque romántico que toda visita a Roma merece, nada mejor que disfrutar de una velada en alguna trattoria del barrio Trastévere y luego cruzar a la luz de la luna el Ponte Sant’Angelo, con el Castillo de Sant’Angelo iluminado al fondo.

Tívoli, excursión a la ciudad de antiquísimas villas

A poco más de media hora de Roma, la fascinante y antiquísima ciudad de Tívoli es un auténtico museo al aire libre ideal para una excursión. Sus famosas villas, rodeadas de paisajes pintorescos, ofrecen un contraste encantador con respecto al frenesí de la siempre ajetreada y bulliciosa capital italiana. No en vano es un destino cada vez más deseado por los turistas.

Villa Adriana y Villa d’Este, declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad, y Villa Gregoriana, que ofrece un retiro espiritual, son las maravillas que esperan a todos aquellos que deciden aparcar unos días Roma para descubrir esta ciudad.

La Villa d’Este, conocida por sus impresionantes jardines renacentistas y sus fuentes, está considerada una obra maestra de la arquitectura italiana. Aquí, la naturaleza y la arquitectura se combinan para crear una experiencia inolvidable. Pasear entre sus cascadas, esculturas y juegos de agua es algo único.

Residencia de retiro del emperador hispano, Villa Adriana, transporta a los visitantes al esplendor de la Roma antigua. En las 40 hectáreas visitables de este yacimiento arqueológico podrá ver diferentes espacios: desde el Pecile, un pórtico que albergaba un jardín con un lago, hasta los restos de dos termas, pasando por el Teatro Marítimo o la Sala de los Filósofos. Y una curiosidad, el museo alberga, además de numerosos objetos encontrados en la propia villa, cuatro réplicas de las famosas Cariátides del Erecteion de Atenas.

Por su parte, Villa Gregoriana, regala al visitante una de las vistas más espectaculares de todo el Lacio. Su cascada de 120 metros que se precipita en un valle de indómita vegetación, acantilados y ruinas de edificios con siglos de antigüedad no deja indiferente a nadie.

Más allá de las villas y la naturaleza que le rodea, pasear por el casco histórico de Tívoli, con sus calles estrechas y ambiente más íntimo, resulta una experiencia única. Aquí, es posible probar delicias locales como el panpepato y las ciambelle al vino, que completan la vivencia con sabores auténticos de la región.

No cabe duda, Roma y sus alrededores en época navideña invitan, atrapan y seducen al viajero. ¿Se anima a una escapada a «La Ciudad Eterna» para comprobarlo?

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