¿Sigues teniendo hambre después de comer? Este es el motivo según una nutricionista
¿Te encuentras comiendo poco después de haber terminado una comida? ¿Sientes que tu apetito nunca desaparece del todo y que siempre estás buscando algo más que llevarte a la boca? Una nutricionista, ‘nutricionmonica’, ha desvelado en su cuenta de TikTok que esta sensación de hambre constante es más común de lo que parece y que esta no siempre se debe a una falta de fuerza de voluntad o a un simple antojo. En un reciente video, la nutricionista explicó las principales causas que pueden estar detrás de esta situación. Aquí te contamos lo más importante para que puedas entender por qué sucede esto y cómo abordarlo.
1. Estás siempre a dieta
Una de las razones más frecuentes, según la especialista, es vivir en un estado constante de déficit calórico, es decir, ‘gastar’ más calorías de las que consumes. Muchas personas siguen dietas estrictas que limitan severamente las calorías que consumen a lo largo del día. Aunque pueda parecer una estrategia eficaz para perder peso, esta práctica puede desencadenar el efecto contrario a medio y largo plazo.
Cuando tu cuerpo percibe que está recibiendo menos energía de la que necesita, activa lo que Mónica describe como "todas las alarmas". Este mecanismo de defensa evolutivo genera una “sensación de hambre” que que busca garantizar la supervivencia. En este estado, cualquier comida ligera se siente insuficiente, y la tentación de recurrir a alimentos calóricos y rápidos aumenta.
2. Cambios hormonales en la fase lútea
Las mujeres, en particular, pueden experimentar un aumento en el hambre debido a cambios hormonales durante el denominado síndrome premenstrual. En la fase lútea del ciclo menstrual, es común sentir una mayor ansiedad por comer, especialmente dulces. Esto no se trata de un capricho, sino de una respuesta fisiológica a los niveles de ciertas hormonas, que intensifican las señales de apetito y hacen que sea más difícil resistirse a los snacks entre comidas.
3. Falta de grasas saludables
Otro error común, sobre todo entre quienes están en una dieta, es reducir drásticamente el consumo de grasas saludables. Las grasas son el macronutriente que más calorías suponen en la dieta. A menudo, se eliminan alimentos altos en grasas, pero aprovechar las grasas saludables será esencial para contar con una dieta equilibrada y saciante. Alimentos ricos en grasas buenas, como aguacates, frutos secos o aceite de oliva pueden ser unos de tus mejores aliados. No seas de los que optan por preparaciones muy ligeras, como comidas a la plancha o ensaladas apenas aliñadas por la creencia de que el aceite “siempre es malo”.
El problema es que las grasas saludables no solo son una fuente importante de energía, sino que también desempeñan un papel clave en la sensación de saciedad. Su ausencia puede hacer que las comidas no sean lo suficientemente satisfactorias, lo que aumenta el riesgo de sentir hambre poco después de comer. Además, un bajo consumo de grasas saludables puede alterar el equilibrio hormonal del cuerpo, lo que contribuye aún más a esa sensación de insatisfacción.
4. Tu dieta carece de nutrientes esenciales
Por último, una alimentación poco nutritiva puede ser otro motivo detrás del hambre constante. “Comer no es lo mismo que nutrirse”, como así lo establece Mónica; y aunque estés haciendo varias comidas al día, si estas no contienen los nutrientes que tu cuerpo necesita, es probable que te sientas insatisfecho poco después de haber comido.
Cuando tu cuerpo no recibe suficientes vitaminas, minerales y otros micronutrientes esenciales, envía señales que nuestro cerebro interpreta como hambre. Esto puede llevarte a consumir más comida de la necesaria, pero sin solucionar el problema de fondo, ya que lo que falta no es cantidad, sino calidad en los alimentos.
¿Cómo combatir el hambre constante?
Para evitar esta sensación persistente de hambre, es fundamental revisar tu alimentación con un enfoque que priorice la calidad sobre la cantidad. Aquí algunos consejos basados en las explicaciones de la ‘nutricionistamonica’:
- Evita dietas extremas. En lugar de reducir drásticamente las calorías, opta por una dieta equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos.
- Incluye grasas saludables. Alimentos como el aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos no solo son nutritivos, sino que también aumentan la saciedad.
- Presta atención a los nutrientes. Asegúrate de que tus comidas incluyan proteínas, carbohidratos de calidad, grasas saludables y micronutrientes esenciales.
- Escucha a tu cuerpo. Si notas que tu hambre es más intensa en ciertos momentos del ciclo menstrual, planifica tus comidas teniendo en cuenta estas necesidades.
La clave, en definitiva, no está en comer menos, sino en comer mejor. Si esta sensación de hambre constante persiste, consultar a un profesional de la nutrición puede ser un paso importante para ajustar tu dieta y recuperar el equilibrio. Comer debería ser un placer, no una fuente de preocupación constante.