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El partido de Le Pen anuncia que votará a favor de una moción de censura para tumbar mañana al gobierno francés

En medio de la cuenta atrás para tratar de salvar al Gobierno francés, amenazado por una moción de censura por la izquierda y la extrema derecha, se multiplican las reuniones de última hora, tanto en el seno del Ejecutivo como de los diferentes partidos. El primer ministro, Michel Barnier, mantuvo un encuentro con sus titulares de Economía, Antoine Armand, y Hacienda, Laurent Saint-Martin, después de que el presidente de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), Jordan Bardella, anunciara esta mañana que votarán a favor de la moción de censura.

Posteriormente, tiene previsto reunirse con los portavoces parlamentarios de los grupos que le sustentan en la Asamblea Nacional, macronistas, centristas y conservadores tradicionales, que juntos suponen el mayor contingente parlamentario pero lejos de la mayoría absoluta.

El Gobierno señaló que Barnier mantuvo una conversación telefónica con la líder ultraderechista Marine Le Pen en la que dio nuevas concesiones a su partido. En concreto, el jefe del Gobierno renunció a levantar la subvención a ciertos medicamentos en 2025, penúltima línea roja que le había marcado Le Pen.

Resta una última, renunciar a la congelación parcial de la subida de las pensiones, pero el jefe del Gobierno espera convencer a la extrema derecha para poder seguir en el puesto tres meses después de su nombramiento.

Bardella aseguró que también tiene previsto reunir a sus tropas en los próximos minutos para dejar clara su estrategia, que en el momento actual pasa por tumbar al Ejecutivo al que acusa de "despreciar al partido más votado del país". "No podemos apoyar estas cuentas porque van en contra de las pequeñas empresas y de las clases medias", dijo el presidente del RN en una declaración a los medios en la que culpó al presidente, Emmanuel Macron, de la situación de "incertidumbre" que vive el país, tanto a nivel político como financiero.

Pero Bardella señaló que la solución no pasa por una dimisión de Macron si no por "tener en cuenta el resultado de las últimas legislativas" en las que su partido fue el más votado, con once millones de votos, pero fue tercero en número de parlamentarios, tras la coalición de izquierdas y los macronistas.

El reloj corre hasta las 15.00 horas (13.00 GMT), cuando está previsto que llegue al pleno el proyecto de ley de finanzas de la Seguridad Social, el primer texto presupuestario que genera la controversia.

A esa hora, Barnier tiene ante si dos opciones: presentar el texto a la votación, para lo que no tiene asegurada la mayoría, o aprobarlo sin voto parlamentario, lo que le expone a una moción de censura, que sería debatida el próximo miércoles y que, tanto la izquierda como la extrema derecha, han dicho que votarán.

El jefe del Gobierno puede también retirar el texto y adoptar sus medidas en diferentes decretos, pero eso no le garantiza la continuidad. "Este Gobierno no puede vivir", señaló Bardella, que acusó a Barnier de estar "prolongando el macronismo" pese a que el partido presidencial fue derrotado en las legislativas de julio. El Ejecutivo viene alertando desde hace días del peligro que supondría una moción de censura o no adoptar el presupuesto.

Según Barnier, una "tormenta" se abatiría sobre la economía francesa, que podría ver los intereses de su deuda subir, lo que agravaría su situación financiera, que este año se saldará con un déficit del 6,1 %.

El primer ministro había diseñado unas cuentas que incluían recortes por valor de 40.000 millones, a los que se sumarían 20.000 millones suplementarios de recaudación, sobre todo con una subida de impuestos a los más ricos y a las principales empresas. Con ello, espera situar el déficit en el 5 % el año próximo para integrar las exigencias comunitarias, del 3 %, en 2029, una trayectoria validada por Bruselas.

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