¿Por qué mi perro se estira cuando me ve llegar, realmente me quiere?
Aunque los seres humanos tenemos mayor capacidad de autocontrol que otras especies, seguimos poseyendo una gran parte 'salvaje' como quien dice, y en algunas ocasiones en inevitable que se nos dejemos llevar por estímulos y fuerzas que parecen superiores a nosotros. Una de estas reacciones que es casi imposible reprimir se da cuando vemos de forma inesperada a una persona hacia la que nos sentimos atraídos y se nos dilatan las pupilas. Algunas veces, incluso, entramos en un estado de nervios, que puede provocar movimientos intranquilos o el enrojecimiento de la cara
Pero los humanos no somos los únicos seres capaces de albergar fuertes sentimientos de atracción o cariño, muchos otros animales también poseen esta clase de emociones. Y entre ellos se encuentran, por supuesto, los perros o 'mejores amigos del hombre', nuestros más fieles compañeros desde que los domesticamos hace miles de años.
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Por suerte o por desgracia, los perros no tienen la capacidad de hablar a través de palabras (quién sabe todo lo que ven y callan), por lo que somos las personas los responsables de saber interpretar sus gestos, miradas y demás expresiones de comunicación no verbal. Hay ocasiones en las que puede ser lioso y otras, como la situación que relataremos hoy, que no suelen tener lugar a confusión.
Aunque existen comportamientos repetitivos que pueden hacer los canes, como seguirnos a todas partes, que llegan a constituir problemas de conducta que necesitarán un tratamiento, otros son puramente positivos, y nos ayudan a afianzar una mejor relación de confianza y cariño con ellos, de forma recíproca. Ambas especies nos alegramos al llegar a casa y encontrar refugio en la compañía del otro.
¿Por qué mi perro se estira cuando me ve llegar, realmente me quiere?
Aunque depende de la cultura en la que nos encontremos, uno jamás pensaría en hacer un pequeño estiramiento, bostezar o crujirse los huesos en el trabajo o delante de personas con las que no comparte confianza o intimidad. Por norma general, suele considerarse una falta de respeto o al menos un acto de falta de elegancia, especialmente en entornos académicos o laborales donde mostrar cansancio está mal visto.
Sin embargo, la relación que tenemos con nuestras mascotas es de total intimidad entre él y nosotros, pero no sucede así con el resto de personas, por norma general. Los perros también necesitan haber desarrollado un fuerte vínculo de confianza para realizar algunos gestos delante de un humano, y no se muestran igual de confiados y tranquilos con todo el mundo.
Un gesto muy común que hacen los 'mejores amigos del hombre' cuando nos ven aparecer por la puerta de casa es acudir corriendo hacia nosotros y estirar su cuerpo frente a nosotros. Esta es una muestra clara de cariño y afecto hacia sus dueños, de esta forma nos 'saludan', mostrando lo felices y contentos que están de volver a contar con nuestra presencia.
Esta mueca les sale de forma natural, y solo la realizan ante quienes se sienten verdaderamente cómodos y seguros con ellos cerca. Suelen realizarlos cuando nos ven llegar tras haber estado ausentes o cuando se les llama para salir a dar un paseo. De la pura excitación y felicidad que sienten, no pueden evitar estirarse sobre sus patas delanteras, mostrándose deseosos de compartir tiempo con nosotros.
Además de todo lo ya mencionado, este gesto también puede ser considerado una muestra de sumisión y respeto hacia sus dueños, dándole a entender que deposita en ellos una profunda confianza. Resulta fundamental pasar tiempo con nuestros amigos peludos para comprender el lenguaje no verbal de cada uno y así poder establecer una mejor relación con ellos.