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España es el país del mundo con menos reservas en el sistema público de pensiones

España cuenta con uno de los sistemas de pensiones más generosos del mundo. La rentabilidad media general para los nuevos jubilados en 2022 fue del 3,79%, muy por encima del crecimiento esperado del PIB español, que se sitúa en un 1,2% a largo plazo según el «Ageing Report» 2024. Las mujeres presentan una rentabilidad del 4,28%, superior a la de los hombres, que es del 3,48%, como consecuencia de su mayor esperanza de vida.

Esta generosidad podría considerarse un rasgo positivo del sistema de pensiones español siempre que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) acompañara a este derroche de bondad. Pero no es el caso, lo que implica un serio problema de sostenibilidad que la reforma de las pensiones impulsada por el Gobierno ha cargado sobre las rentas del trabajo y los empresarios.

El problema se agrava, además, por el hecho de son precisamente quienes cuentan con menos de 25 años cotizados los que disfrutan de un rendimiento TIR superior al 6,04%, mientras que aquellos con más de 45 años cotizados tienen una rentabilidad considerablemente menor, del 3,26%, por el impacto del número de años cotizados en el cálculo de la base reguladora de la pensión, como destaca un estudio del Instituto Santalucía de pensiones.

La creciente presión sobre los sistemas de pensiones mundiales derivada del envejecimiento de las economías avanzadas ha hecho que los activos en pensiones se hayan doblado como porcentaje del PIB en una media del 55% y más del 100% en ocho de las principales economías.

Con activos totales superiores a los 53,2 billones de euros , los fondos de pensiones globales se han convertido en los mayores inversores en los mercados de capital, tanto de renta variable como en los productos de deuda pública, así como en los mercados emergentes de capital privado. De hecho, a finales de 2023, los fondos de pensiones globales poseían una quinta parte de la capitalización de deuda pública mundial.

Sin embargo, el exceso de generosidad del sistema de pensiones español ha hecho no solo que se sostenga con alfileres, día a día, y tirando cada vez de mayores transferencias del Estado ajenas al sistema contributivo –unos fondos financiados con deuda que vienen a suplir esas carencias–, sino que se hayan agotado las reservas hasta dejar a la cola de estos fondos entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De hecho, figura en el último lugar en reservas del sistema público de pensiones tanto en volumen en dólares como en porcentaje del PIB, según el informe «Pension Markets in Focus 2024», publicado esta semana por la organización. Este análisis, con datos de cierre de 2023, indica que la llamada «hucha de las pensiones» española concluyó el pasado año con unos activos de 6.000 millones de dólares (5.672 millones de euros), lo que equivaldría al 0,4% del PIB, a años luz de EE UU, el primer país en recursos disponibles por volumen, con 2,5 billones de euros, o de Corea del Sur, cuyo fondo de pensiones público representa el 46,3% de su PIB.

Aunque el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones espera que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social cerrará 2024 con cerca de 9.300 millones de euros, tras finalizar septiembre con 8.356 millones de euros, «el nivel más alto desde diciembre de 2017», gracias a los fondos generados por la aplicación del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que entró en vigor en 2023, lo cierto es que esos 9.300 millones de euros seguirían dejando a España a la cola entre las principales economías globales de la OCDE por volumen de activos, al nivel de Chile, y peleado con México por salir del último lugar por porcentaje de PIB dedicado a estos fondos públicos de pensiones.

La situación no mejora para España en lo que se refiere al ahorro «individual» para la jubilación. Así, cuando se toman los activos personales en estos productos, España cuenta con 170.166 millones de euros en fondos de pensiones privados. Esto supone el 11,2% del PIB, lo que de nuevo sitúa a los españoles en la parte baja de los países de la OCDE en cuanto a la proporción de fondos para la jubilación sobre el tamaño del PIB.

Una vez más es Estados Unidos la que cuenta con el mayor importe de activos, con 36,86 billones de euros, casi tres cuartas partes del monto de todos los países de la OCDE, aunque en proporción respecto del PIB el primer lugar lo ocupa Dinamarca, con un 198%, por delante de Islandia, con un 181,8%, Suiza (159,8%), Países Bajos (147,1%) y Canadá (142,5%).

En este caso, España se encuentra por encima de Alemania o Austria en cuanto al porcentaje de ahorro dedicado a fondos de pensiones privados sobre el porcentaje de PIB, pero por detrás de Portugal, Francia o Italia.

Para tratar de engordar el Fondo de Reserva, en 2025 se aplicará una cotización adicional contemplada por el MIE de 0,80 puntos porcentuales, de los que el 0,67 corresponderá a la empresa y el 0,13 al trabajador. Esta cotización adicional del MEI, que seguirá creciendo un 0,1% hasta 2029, no generará derechos económicos de pensión adicional y dejará el tipo de cotización por contingencias comunes en el 29,1%. Además, en 2025 entra en vigor la llamada «cuota de solidaridad», un porcentaje adicional de cotización a la Seguridad Social para aquellos trabajadores por cuenta ajena con salarios superiores a la base máxima de cotización, sin que esa cotización adicional genere derechos a una mayor pensión futura.

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