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Podemos y Sumar: un año de desamor marcado por la frialdad y el cruce de acusaciones

Podemos y Sumar mantienen su fractura tras cumplirse un año de la ruptura en el Congreso, plasmada en la salida de los morados al Grupo Mixto, acentuando sus estrategias divergentes a la hora de encarar la legislatura y priorizando el rearme de sus respectivos proyectos.

Por tanto, la distancia entre ambos partidos es la constante actual pese a que IU ha apostado abiertamente por volver a forjar una única candidatura en la izquierda alternativa con premisas claras: primarias para elaborar listas y sin vetos cruzados.

Fue el pasado 5 de diciembre de 2023 cuando sobre las 17 horas la formación morada anunció que abandonaba el grupo plurinacional en el Congreso tras concurrir juntos en las generales y un largo periodo de fuertes tensiones, que se agravaron con las denuncias de veto a la exministra de Igualdad Irene Montero y la pérdida de su presencia en el Gobierno.

Censura y cruce de acusaciones

El coportavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, fue el encargado de formalizar la ruptura justificando que era imposible tener autonomía política bajo el manto de Sumar, que a su vez censuró que los morados rompieron la unidad de forma unilateral y les llegaron acusar de transfuguismo, aunque desistieron de denunciarles formalmente.

El cisma entre las dos formaciones se plasmó en el ciclo electoral de este año, donde compitieron en las elecciones de Galicia, Euskadi y en las últimas europeas, dado que los morados decidieron no concurrir en Cataluña. A nivel autonómico el resultado de ambos fue paupérrimo, obteniendo Sumar un solo diputado en País Vasco mientras que Podemos quedó como fuerza extraparlamentaria.

En el caso de los comicios comunitarios, Podemos logró sobrevivir al cosechar dos escaños con la candidatura liderada por Irene Montero mientras que Sumar logró tres. Ese mal resultado de Sumar el 9J motivó que Yolanda Díaz dimitiera como coordinadora general de la formación para centrarse en su papel de vicepresidenta segunda. Todo ello, además, unido a varias encuestas publicadas que pronostican una fuerte caída del espacio.

Una relación marcada por la frialdad

Tras un año del divorcio político, las relaciones entre Sumar y Podemos se caracterizan por la frialdad, tratando de esquivar cualquier referencia implícita entre formaciones y eludiendo, durante sus comparecencias públicas, preguntas relativas a si es posible volver a compartir candidatura.

La consigna más repetida por ambos es que ya han pasado página respectivamente, que no hay elecciones a la vista y rechazan debates que solo importan a la interna para dedicarse a la política.

Además, Sumar celebrará a finales de marzo su segunda asamblea estatal de 2025 mientras que los morados también tendrían en principio que celebrar su cita congresual. Ambas citas serán claves para comprobar políticas de alianzas y objetivos políticos para el futuro.

Podemos busca recuperar terreno

Durante este año de esa ruptura, Podemos ha enfatizado su deriva crítica contra el Gobierno, del que no se consideran socio parlamentario, y en hacer valer sus votos en el Congreso al igual que hacen otros grupos, sobre todo Junts, en un contexto de debilidad parlamentaria del Ejecutivo.

Prueba de ello reciente fue la agónica negociación para el apoyo a la reforma fiscal y el condicionar su voto a favor en los Presupuestos a dos exigencias: bajar el alquiler un 40% y romper relaciones con Israel.

Su diagnóstico del actual mandato comporta, de forma implícita, minusvalorar a Sumar, al declarar de forma reiterada que en el Gobierno solo manda el PSOE, que la inacción es la constante y que la legislatura en sentido progresista está "enterrada", dado que con su expulsión del Gobierno no hay presión a los socialistas.

En clave interna, su estrategia es clara basada en intentar recuperar su posición de fuerza hegemónica en el espacio y reforzar su marca, cuyo respecto ponen condición al igual que las primarias para cualquier tipo de alianza a tenor de su último documento político. Y trazan una fuerte contraposición respecto a Sumar, al que consideran una izquierda sin carga ideológica y subordinada al PSOE.

De hecho, Irene Montero llegó a afirmar durante la presentación de su reciente libro ('Algo habremos hecho') que proponer a Díaz en su día como candidata fue el mayor error político. A su vez, los morados subrayan que el debate de la unidad únicamente responde solo a los problemas internos dentro de Sumar.

Sumar presume de gestión

Por su parte, Sumar ha contrapuesto que su irrupción logró retener el Gobierno progresista, ante el declive electoral evidente de Podemos, al conseguir aunar a las principales fuerzas a la izquierda del PSOE que Podemos rompió.

También enarbola que el Gobierno ya ha conseguido logros y que su presencia en él es la clave de las medidas más destacadas, como la reducción de la jornada laboral o la subida del salario mínimo que, una vez aprobadas, serán el factor que logre revitalizar al electorado progresista.

Así, una de las constantes de Sumar es combinar los mensajes de que el Gobierno goza de buena salud con mostrar firmeza con su socio de coalición cuando toca, como han hecho en materia de vivienda y también con sus demandas de cara a los Presupuestos. Con ello, asumen las discrepancias con su socio pero sin tensionar al Ejecutivo.

En el seno del socio minoritario del Ejecutivo, según diversas fuentes, aprecian que Podemos está inmerso en una deriva de golpear al Gobierno, tratar de sabotear la legislatura y presentarse como la izquierda 'pura'.

IU advierte de los riesgos de fragmentarse

Por su parte, IU públicamente ha apostado por la reconciliación entre Sumar y Podemos para volver a lograr una candidatura única de la izquierda alternativa, al entender que un contexto de fragmentación sería letal por estar penalizado por la actual ley electoral y haría muy difícil revalidar el Gobierno progresista.

Su coordinador federal, Antonio Maíllo, ha pedido superar el actual contexto de "suma de debilidades", arremangarse por la unidad en vez de "mirarse el ombligo". También exhortó a que la "ojeriza" entre dirigentes no impidiera la confluencia, no anteponer ambiciones personales y preservar coaliciones transversales a nivel autonómico, como en Andalucía, Navarra y Extremadura.

No es el único dirigente que se ha expresado en ese sentido, dado que el dirigente de los 'comunes' Gerardo Pisarello ya abogó a finales de mayo por propiciar un "horizonte de reencuentro" con Podemos, al ser partidario de la máxima unidad a la izquierda del PSOE.

A su vez IU ha pedido abiertamente cambiar el nombre de la coalición Sumar, para que no coincida con la marca de la formación creada por Díaz y sectores de esta formación están convencidos que si no es ahora, acabará ocurriendo en el medio plazo.

Mala relación entre Díaz y Belarra

Otras voces de ambos espacios admiten que un acercamiento con Podemos es ahora complicado, admitiendo que en este punto influyen mucho la mala relación de ámbito personal entre sus principales figuras. Eso sí, admiten que más de una candidatura a la izquierda del PSOE en un contexto de auge de la derecha sería catastrófica.

Por ello, diagnostican que las posiciones parecen enconadas al no haber una presión externa como es una convocatoria electoral. Pero una vez se acerque la cita con las urnas, será el momento de ver las posiciones reales de los partidos. Así, auguran que al menos conversaciones habrá cuando el horizonte de las generales esté definido.

Europa Press

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