El Gobierno saca pecho de un PIB por habitante estancado
El Gobierno de Pedro Sánchez es una máquina de corrupción y propaganda. La corrupción es indignante, pero la propaganda es hilarante. En su último ejercicio de histeria eufórica, el Gobierno se vanagloria de que España siga con el PIB per cápita ajustado por poder adquisitivo estancado y un paro descomunal.
Si miramos la última cifra de paro, en España hay 3,8 millones de personas desocupadas y registradas en el SEPE. La cifra de fijos discontinuos inactivos continúa escondida por parte del Gobierno, aunque el sindicato USO nos recuerda que supera los 610.000. Un país que tiene 1,2 millones de demandantes de empleo «ocupados» es una vergüenza. No sorprende que, en la última encuesta de población activa, la tasa de actividad siga hundida.
Lo mismo ocurre con el PIB. Dopar las cifras de PIB con inmigración y gasto público es simplemente cavar más rápido el agujero de la economía española. La política de dopar el PIB con inmigración es típica de los que quieren aumentar las cifras macro titulares para hacer propaganda. Lo mismo hizo Biden. Abren las fronteras y traen 1,5 millones de nuevos habitantes y «sube el PIB» pero el PIB per cápita sigue estancado, con un crecimiento inferior al 1% desde 2019 si consideramos los datos estimados de 2024.
Sánchez ha disparado la deuda en 400.000 millones de euros hasta llegar a 2,11 billones de euros de pasivos totales de las administraciones públicas, es decir, nos vamos a más de un 140% de deuda real emitida sobre PIB.
¿Por qué dopan los datos macro? Obviamente para presentar una realidad distorsionada del empleo y del crecimiento, pero hay otros objetivos. Disparar la inmigración crea votantes rehenes y muchos de ellos dependientes del estado. Disparar la deuda hace la economía más débil y supone más impuestos, más inflación, menos productividad –que lleva estancada desde hace años– y menores salarios reales en el futuro.
La política de disparar deuda, gasto público, impuestos e inmigración tiene un objetivo evidente: poner a la economía al servicio del sector político y no al revés. Los elevados impuestos no son una herramienta para reducir deuda, sino para justificarla. Asfixian al sector productivo y encima insultan al que contribuye. La inmigración crea una subclase dependiente y votantes rehenes. La deuda esclaviza a generaciones venideras con una losa que erosiona el crecimiento potencial y la productividad.
Nada de lo que está ocurriendo es una casualidad. La Comisión Europea mira hacia otro lado ante el despilfarro y la irresponsabilidad fiscal porque les conviene políticamente. Luego, como pasó con Grecia, le exigirán al siguiente que haga enormes ajustes. Una Comisión Europea que saca del protocolo de déficit excesivo a un país que dopa el PIB y lo infla revisando retroactivamente y se queda por encima del objetivo incluso con ingresos récord es una Comisión que incumple su mandato.
España tiene enormes retos a futuro. El turismo nos ha salvado de unos datos económicos todavía peores a los descritos, pero la inversión sigue estancada desde 2019 y la productividad es un escándalo. ¿Y qué hace el gobierno? Un consejo de la productividad poblado por personas que jamás han creado un puesto de trabajo. Más gasto político.
El Gobierno de Sánchez está copiando paso por paso las políticas del PASOK en Grecia antes de la crisis: disparar la deuda y el gasto político, aumentar sin control el intervencionismo estatal, expoliar al sector privado, y aumentar pensiones y salarios públicos de manera artificial muy por encima de la productividad.
El país con más tasa de paro de la UE, mayor tasa de paro juvenil, PIB per cápita estancado, deuda creciente y baja productividad y todo lo que escuchamos es socialismo plañidero que usa a las empresas y a los contribuyentes como cajeros automáticos.
Por supuesto que todo esto salta. Con la tarjeta de crédito de otros todos los restaurantes son baratos. Hasta que se cansan los que están financiando nuestro exceso. Y ocurrirá.
La oposición, ante este escenario, parece haber abandonado el debate económico y no parece presentar medidas serias y radicales que les diferencien del socialismo expoliador. Es hora de recordar que España necesitará medidas quirúrgicas y contundentes y que el gradualismo solo traería el fracaso. Contentarse con perder puestos en libertad económica, crecimiento de la productividad, PIB per cápita ajustado e inversión es contentarse con el empobrecimiento.