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Del "matadero humano" de Sednaya, al "Delfín Negro" de Rusia: estas son las cárceles más peligrosas del mundo

La huida de Bachar Al Asad de Siria, y la llegada de la coalición rebelde a Damasco tras apenas 11 días de ofensiva, no solo confirmaron la entrada de Siria en una nueva etapa, sino que también supuso la apertura y liberación de presos de algunas de las cárceles que el gobierno de Al Asad había empleado para castigar y silenciar a sus opositores.

Cárceles como la de Sednaya, al norte de Damasco, reconocida mundialmente por ser una de las más brutales, donde las torturas y el maltrato a los presos, era generalizado. Organismos como Amnistía Internacional llegaron a describirla como un "matadero humano", ajeno a los derechos humanos. No obstante, la prisión de Sednaya no es único penal que ha adquirido fama mundial por sus cuestionables prácticas.

En distintos puntos del planeta, otras prisiones se han ganado una oscura reputación debido a sus condiciones inhumanas y el trato cruel hacia sus reclusos. Desde campos de trabajos forzados en Corea del Norte hasta cárceles superpobladas en África, todas comparten un denominador común: la falta de respeto por los derechos humanos básicos. Además, suelen ser el reflejo de sistemas políticos opresivos o de graves deficiencias en los sistemas penitenciarios. Estas son algunas de las prisiones más peligrosas del mundo:

Prisión de Sednaya (Siria)

Sednaya fue construida en 1987 en una colina próxima a Damasco. De acuerdo con 'The New York Times' el número de presos retenidos en la misma pudo llegar a alcanzar los 20.000 tras el estallido de la Guerra Civil de Siria en 2011. Presos entre los que figuran desde islamistas, a manifestantes, o contrarios al régimen de Bachar Al Asad.

Varios informes de la ONU y Amnistía Internacional concluyeron que las autoridades sirias habían llevado a cabo un exterminio con los presos, a quienes solían torturar brutalmente de manera previa. De igual manera, muchas familias desconocían si sus seres queridos habían sido trasladados allí, ya que no había comunicación.

El Delfín Negro (Rusia)

Se encuentra en Oremburgo, una ciudad rusa situada a 1.600 kilómetros de Moscú, muy próxima a la frontera con Kazajistán. La Colonia Penitenciaria IK-6 es considerada como una de las antiguas y estrictas del país. Aunque antiguamente fue ideada como un campo de trabajos forzosos, en la actualidad se caracteriza por acoger a algunos de los criminales más peligrosos de Rusia, entre los que se incluyen asesinos en serie, caníbales o terroristas. Se estima que en ella residen unos 700 reclusos, y con el fin de evitar posibles motines o intentos de fuga, al salir de las celdas los presos son obligados a caminar inclinados, y con una cinta en los ojos.

Bang Kwang (Tailandia)

La cárcel de Band Kwang, o el 'Gran Tigre', se encuentra situada a 11 kilómetros de Bangkok. Abrió sus puertas por primera vez en 1933, y se estima que en ella conviven más de 7.000 presos, muy por encima de su capacidad. Es conocida por albergar el principal corredor de la muerte y cámara de ejecución para hombres de Tailandia. Ha sido cuestionada por el nivel de hacinamiento y las condiciones sanitarias en las que viven los internos, lo que se suma a las continuas peleas. Todo esto hace que la tasa de mortalidad en el centro se sitúe en torno al 25%.

Campo 22 (Corea del Norte)

Campo 22, o Campo de concentración de Hoeryong se trata de una prisión de máxima seguridad, situada en la provincia de Hamgyong del Norte, al noreste de Corea del Norte, y próximo a la frontera con China y Rusia. Es uno de los centros más herméticos del mundo, aunque se estima que en 2023 pudo alcanzar los 50.000 prisioneros, en su mayoría críticos con el régimen. Algunos de sus trabajadores han desvelado que los presos vivían en condiciones infrahumanas, al no recibir suficiente comida y estar obligados a realizar trabajos forzados, además de sufrir otro tipo de maltrato físico.

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