El Banco de España eleva el crecimiento del PIB al 3,1% este año, pero advierte del parón del empleo, la falta de inversión y el excesivo déficit
El Banco de España destaca el "elevado dinamismo de la actividad económica" en el último trimestre, muy por encima de los niveles de la zona euro, aunque advierte de la ralentización que empieza a vislumbrarse, por el parón en la creación de empleo, la baja inversión empresarial, el repunte de la inflación y el excesivo gasto público -que mantendrá elevado el déficit-, que puede condicionar negativamente el desarrollo económico en los próximos trimestres. Así lo considera el supervisor en las "Proyecciones macroeconómicas e informe trimestral de la economía española" del último trimestre del año, presentado por el director general de Economía, Ángel Gavilán, que ha considerado que, de momento, los riesgos en torno al escenario central de estas proyecciones se encuentran "orientados a la baja" en lo que respecta a la actividad y "ligeramente al alza" en relación con la inflación.
Tras el elevado dinamismo de la actividad registrado en el tercer trimestre, los indicadores apuntan a que el ritmo de expansión del PIB se mantendría "robusto" en el último trimestre del año, pese al impacto negativo, "previsiblemente transitorio", de la DANA. El avance del PIB en el tercer trimestre se situó en el 0,8% en términos intertrimestrales, por encima de lo esperado en el ejercicio de proyecciones del Banco de España de septiembre. El informe destaca que este crecimiento respondió, principalmente, al "elevado vigor que mostraron tanto el consumo privado como el consumo público", mientras que "la inversión volvió a sorprender a la baja". En comparación con las proyecciones de septiembre, el supervisor ha revisado tres décimas al alza el crecimiento del PIB, tanto en 2024 como en 2025 -hasta el 3,1% y el 2,5%-, mientras que se mantiene sin cambios en 2026 -en el 1,9%-, antes de experimentar una ligera desaceleración ya en 2027 -hasta el 1,7%-. Según ha explicado Gavilán, esta revisión al alza de tres décimas "se debe al efecto arrastre positivo de los nuevos datos de la Contabilidad Nacional Trimestral publicados por el INE en septiembre".
De acuerdo con estas proyecciones, el crecimiento del PIB en el periodo 2024-2027 se sustentará en el "dinamismo de la demanda interna". En particular, del consumo privado -"que nos ha sorprendido por su impulso", apuntó Gavilán-, que se mantendrá como la mayor aportación al avance de la actividad en este periodo, "fruto de la evolución favorable que se proyecta para la renta disponible, el empleo y la confianza de los hogares, así como del incremento poblacional previsto". Con todo, en 2027 el consumo privado se situaría un 10,4% por encima de su nivel prepandemia, una brecha positiva menor que la que se observaría para el PIB -del 13,5%-. Todo lo contrario de la demanda externa, que diluirá su aportación al crecimiento hasta 2027, que ese año será ya negativa.
En cuanto a la inflación, los analistas del Banco de España esperan que la general se mantenga "relativamente estable" y que, a partir de marzo de 2025, inicie una senda descendente hacia tasas cercanas al 2%. Estas previsiones de inflación no incorporan cambios significativos con respecto a las publicadas en septiembre y siguen contemplando una senda de moderación gradual de las presiones inflacionistas. En concreto, se proyectan tasas de inflación general del 2,9% en 2024, del 2,1% en 2025 y del 1,7% en 2026. En este ejercicio se publica, por primera vez, la tasa de inflación general prevista para 2027, que se situaría en el 2,4%, lo que supondría una apreciable aceleración de las presiones inflacionistas entre 2026 y 2027 que, no obstante, "ha de interpretarse con una especial cautela", apunta el documento. El comportamiento de la inflación subyacente -que en noviembre se mantuvo en el 2,7%- también ha sido menos dinámica de lo previsto unos meses atrás.
Sin embargo, los expertos económicos del regulador bancario advierten de "cambios significativos" que se atisban ya en el patrón de comportamiento de la actividad económica por la "persistencia de elevados niveles de incertidumbre", que centra en aspectos: un aumento de los salarios o de los márgenes empresariales mayor del anticipado, que implicaría una senda de inflación más elevada que la contemplada en el escenario central de estas proyecciones; una evolución futura negativa de la inversión empresarial, que ha seguido mostrando un comportamiento más débil de lo esperado y que lleva un desfase en el despliegue de los proyectos vinculados al programa europeo; y, finalmente, el temor aun retroceso de la demanda privada por la elevada incertidumbre que existe "en cuanto al nivel al que la tasa de ahorro de los hogares podría converger en un futuro próximo".
A estos temores se unirían la ralentización del crecimiento del mercado laboral y los problemas de control del déficit público. Respecto al mercado laboral, se espera que la creación de empleo marque un ritmo inferior al de los últimos trimestres. En particular, el Banco de España prevé que, frente al incremento del 3% registrado en 2023, el empleo -medido en términos de personas ocupadas- aumente casi un punto menos en 2024 -un 2,1%- y se ralentice gradualmente hasta una tasa cercana al 1% en 2027. Por ello, la tasa de paro de la economía española no se situaría ligeramente por debajo del 10% hasta 2027. Al final del presente ejercicio estaría en el 11,5%, en 2025 bajaría al 10,8%, cuatro décimas menos en 2026 (10,4%) y ya 9,9% en 2027.
Por su parte, el Gobierno incumpliría el límite marcado por la Comisión Europea al déficit público, que se colocaría por encima del 3% del PIB, en parte como
consecuencia de los gastos extraordinarios derivados de las medidas de política económica adoptadas como respuesta a las inundaciones reciente, cuya respuesta fiscal relacionada podría suponer un aumento puntual del déficit cercano al 0,5% del PIB y que se repartiría entre este año y el próximo.
En cuanto a la deuda, continuará por encima del 100% durante los próximos tres años. Así, este año acabará en el 103,1% del PIB, subirá al 102,6% en 2025, apenas se reducirá una décima en 2026 (102,5%) y habrá que esperar a 2027 para ver una bajada más significativa (101,8%), muy lejos todavía del horizonte del 60% que exigirá la Comisión Europea en la próxima década.
Por ello, el supervisor también reclama el cumplimiento estricto del Plan Fiscal y Estructural de Medio Plazo 2025-2028 (PFEMP). El informe apunta que el escenario macroeconómico y los supuestos sobre las medidas fiscales "son coherentes con un crecimiento del gasto primario neto del 3,9% anual durante el periodo 2025-2027, que sería un 0,4% superior al comprometido en el Plan -del 3,5%-. Por tanto, un cumplimiento estricto de los compromisos adquiridos en el PFEMP "exigiría un ajuste adicional promedio de entre 0,3% y 0,4% anuales en el crecimiento del gasto primario neto a lo largo del horizonte de proyección", insiste el informe.
En este sentido, el Banco de España plantea dos escenarios hipotéticos del impacto sobre el PIB del ajuste adicional que podrían implementarse: un primero, con una senda de ajuste basada en la contención, que acarrearía un impacto negativo equivalente a un 0,5% del nivel del PIB al final del horizonte de proyección; y un segundo escenario, con una senda de ajuste alternativa que protege las partidas relacionadas con la inversión pública -tal y como requiere el nuevo marco de reglas fiscales europeas- y que descansa, fundamentalmente, en un recorte proporcional del resto de las partidas de gasto, que tendría un impacto adverso equivalente a un 0,3% del nivel del PIB, menor que el del escenario hipotético anterior.
De cara a los próximos trimestres, Gavilán ha apuntado que se proyecta una desaceleración gradual de las tasas de avance de la actividad hacia valores "más acordes con la capacidad de crecimiento potencial de la economía española", que se situaría, al final del horizonte de proyección, ligeramente por debajo del 2%.