La justicia francesa confirma la pena de un año de prisión en firme por corrupción a Sarkozy
Nicolas Sarkozy pasará a la historia como el primer presidente francés condenado a prisión en firme por corrupción. La justicia francesa ha confirmado este jueves la condena de tres años de prisión, uno de ellos en firme, que le fue impuesta en mayo de 2023 por el conocido como “caso de las escuchas”. El exdirigente de la derecha gala podrá cumplir ese año con brazalete electrónico, en situación de libertad vigilada, algo inédito para un jefe de estado en Francia. Su abogado ya ha anunciado que recurrirá a la justicia europea pero eso ya no va a paralizar que se cumpla la condena de forma efectiva en un plazo máximo de cuatro meses. El único precedente que existe en la V República fue el de Jacques Chirac que fue condenado a dos años pero exentos de cumplimiento por el caso de los empleos ficticios en París en su época de alcalde. La Corte de Casación, el máximo órgano judicial en Francia, ha rechazado de esta forma el recurso interpuesto por la defensa del exmandatario.
El "caso de las escuchas", uno de los varios procesos judiciales que atañe a Sarkozy, se remonta a inicios de 2014 y en él convergen otros de los líos judiciales en los que el exmandatario se ha visto envuelto. Por aquel entonces, la justicia investigaba a Sarkozy por el caso Bettencourt por abuso de debilidad de la heredera de L'Oréal, por el que fue finalmente exonerado. Sarkozy quería entonces que los tribunales anularan la incautación de sus agendas presidenciales y para recuperarlas, interpuso un recurso ante el Supremo. Inquieto por el recurso y por el desarrollo del caso, Sarkozy pidió a su amigo y abogado Thierry Herzog que usase su amistad con el fiscal Gilbert Azibert para obtener información sobre el ambiente en el tribunal y, probablemente, influir en su decisión. Sarkozy y su abogado se comunicaban a través de una línea telefónica secreta registrada bajo el falso nombre de Paul Bismuth. Pero los jueces, que investigaban a Sarkozy por el caso de la financiación libia de su campaña de 2007, dieron con esa otra línea fuera del radar y la pincharon. Ahí fue cuando los magistrados descubrieron que Sarkozy planeaba ofrecer al fiscal un impulso en su carrera a través de una candidatura en el Consejo de Estado de Mónaco a cambio de ayudarle con sus agendas.
La defensa de Sarkozy siempre alegó que las escuchas fueron ilegales y que no había pruebas en las conversaciones telefónicas de dicho intercambio de favores. Además, los abogados denunciaron que las citas leídas durante el juicio extraídas de las grabaciones estaban fuera de contexto. En ellas se escucha a Sarkozy decir frases como “yo me ocupo porque voy a Mónaco y veré al príncipe” en referencia a Alberto II. Pero además, Sarkozy siempre alegó en su defensa que ese presunto intercambio de favores nunca se efectuó: ni el fiscal obtuvo la plaza en Mónaco ni Sarkozy ganó el recurso por sus agendas. Los jueces, cuando le condenaron por primera vez, recordaron que basta la intención de cometer dicho delito, independientemente del resultado, y subrayaron la gravedad al tratarse de un jefe de Estado.
Con esta confirmación del fallo condenatorio, la Justicia cierra el llamado caso de las 'escuchas', a pocas semanas de que en enero se inicie otro proceso judicial, en el que se señala a la campaña presidencial de 2007 de Sarkozy de haber recibido financiación ilegal procedente del Gobierno del mandatario libio Muamar al Gadafi.