La racha negativa del Barcelona antes de recibir al Atlético empezó después del 0-4 en el Bernabéu
Lamine Yamal se hizo daño en el tobillo derecho en el primer cuarto de hora del partido contra el Leganés. Después de ser atendido y estar un rato decidiendo si se cambiaba o no, siguió en el campo hasta el minuto 75, pero no pudo ser decisivo y el Barcelona sufrió una nueva derrota. La estrella adolescente se hizo pruebas que confirmaron las malas noticias, la lesión en el tobillo y las “3 o 4 semanas para recuperarse”, según el parte médico. Se pierde, por tanto, el importante partido contra el Atlético de Madrid, un duelo por el liderato de LaLiga (ahora están empatados a puntos, con mejor diferencia de goles los catalanes, pero con un encuentro menos los madrileños) y Flick ya ha desvelado la incógnita: pese al gran estado de forma de Ferran Torres, apuesta por Gavi, y también por Fermín, por lo que Dani Olmo empezará en el banquillo. Mete mucho intensidad el entrenador alemán para recibir a un rival que lleva once triunfos seguidos..
La importancia de Lamine
La baja de Lamine no es una más para los «culés». El del Leganés fue el primer duelo del campeonato de la regularidad que el Barcelona perdió jugando Lamine de titular. En realidad, fue la «mitad» de él, porque se le vio limitado y con menos determinación para encarar a los contrarios por la lesión en el tobillo. Precisamente esa capacidad de desborde y de intimidar a los rivales es lo que va a echar de menos el Barcelona en ausencia del extremo. No hay un jugador similar en la plantilla y en los momentos complicados él asumía la responsabilidad, tal vez de forma natural, pero quizá es exagerado para un chico de 17 años. Contra el Mallorca sus apariciones llegaron tras el 1-1, contra el Betis también con empate, aunque después los azulgrana no aguantaron el marcador. Contra el Leganés ya no pudo ser protagonista, en una noche en la que el Barça agravó la sensación de crisis.
Después del Clásico, las dudas
Desde que ganó con contundencia en el Santiago Bernabéu por 0-4 (hasta ese momento su campeonato era casi perfecto, sólo con el tropiezo ante Osasuna), el conjunto barcelonista se ha venido abajo con estrépito. Solo ha ganado en Liga dos partidos más (de siete), aunque en la Champions sí ha logrado mantener el tipo. Todo empezó justo al choque siguiente del Clásico: el 3-1 en el derbi contra el Espanyol enfadó hasta a Flick, por una segunda parte bastante deficiente, pese a que el resultado no llegó a peligrar. Lo que parecía una cuestión circunstancial, un exceso de relajación de un día en concreto, ha terminado demostrándose que era una cuestión futbolística. Contra la Real Sociedad no llegó a rematar ni una vez a portería y perdió con merecimiento, y contra el Celta la pegada y ponerse 0-2 tampoco fue suficiente, porque en los minutos finales le remontaron, cuando por méritos podía haber sido antes, aunque es verdad que Raphinha mandó al palo el posible 0-3. En esos dos partidos y en el 2-2 del Betis sufrió el Barcelona con la presión adelantada de sus rivales, incapaz de sacar la pelota de forma limpia para ir uniendo líneas y meter a su rival atrás.
Pero es que contra Las Palmas y el Leganés sí logró encerrar al contrario, para mostrar cierta impotencia en el ataque estático y cuando no puede correr. El conjunto canario sí le hizo más daño a la contra, pero el madrileño se llevó el triunfo con apenas una llegada doble con peligro, que terminó en una parada de Iñaki Peña, que forzó el córner que dio lugar al gol. Lo ha pasado mal el Barcelona con rivales más valientes y con rivales más metidos atrás. Cierto que en Vigo sufrió la expulsión de Casadó, contra Las Palmas hubo un par de acciones polémicas en el área, el Betis le igualó al final o ante el Leganés tuvo ocasiones en la primera parte, pero también en el Clásico acabó goleando después de una hora de igualdad o incluso cierta inferioridad, o contra el Villarreal se llevó un duelo de ida y vuelta, a ver quién tenía más puntería, y contra el Getafe Borja Mayoral perdonó el empate en la acción final, un gol cantado.
Ni antes todo era tan brillante ni ahora tan desastre. Quedan piezas por encajar, un mal momento para las dudas cuando llega el Atleti.