¿Cerrar las rejillas de ventilación de la calefacción permite ahorrar? Los expertos advierten de sus consecuencias
Cada año la llegada del invierno lleva a millones de hogares de todo el mundo a buscar alternativas para mantener sus casas con una temperatura agradable, aunque tratando de controlar el gasto que esto puede suponer a final a de mes. En el caso de España, se calcula que cerca del 76% de las viviendas cuentan con algún sistema para calentarse durante los meses más fríos. De hecho, en los hogares españoles predomina la calefacción individual con un 60%, seguida del aire acondicionado frío/calor con un 21%, y por último la calefacción central, que está presente en el 16% de las casas.
Aunque cada vez sea menos usada en los inmuebles, lo cierto es que muchos la siguen eligiendo basándose en su seguridad, el hecho de que suponga menos gastos de mantenimiento al dividirse entre todos los vecinos, el mayor rendimiento térmico, o que la caldera normalmente tenga una vida más larga. Aun así, en muchos hogares y comercios con este sistema instalado se ha extendido la práctica de cerrar las rejillas de ventilación en aquellas estancias que no se usan, siguiendo una creencia popular, sin embargo, podrían estar cometiendo un gran error.
¿Debería cerrar las rejillas de ventilación?
El portal 'Southern Living' se han hecho eco de este dilema, y para zanjarlo de una vez por todas han decidido recurrir a un experto en el campo, Brad Martín, gerente de una empresa especializada en la instalación de sistemas centrales tanto para frío como para calor. Ante la pregunta de si se deberían cerrar las rejillas de ventilación de la calefacción en las zonas menos utilizadas de la casa, Martin es tajante: "No, nunca".
Como explica, este tipo de sistemas se encuentran diseñados para mantener un flujo de aire concreto y equilibrado por toda la casa. Si una persona decide cerrar la rejilla, la acción traduciría en un aumento de presión en los conductos, que a su vez, podrían acabar generando fugas, e incluso daños en la caldera: "Cuando se cierran las rejillas de ventilación individuales, el aire sigue viajando por ese conducto. Una vez que pasa por el conducto, no tiene adónde ir y luego vuelve a ejercer presión positiva sobre el sistema", agrega.
Brad Martin se vuelve a mostrar contundente a la hora de señalar que pese al peligro que puede suponer este gesto, en realidad no ayuda a reducir el coste de la energía. El aumento de la presión en los componentes de la calefacción centralizada hacen que "las piezas mecánicas se calienten, consumen más amperaje, lo que hace que las facturas de electricidad sean más altas y no funcionen con la máxima eficiencia energética", concluye.