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Las Navidades de la DANA: «No quiero cenar sentada en una cama, en una habitación sin sillas»

En los territorios arrasados por la DANA, la Navidad compite con el barro. La soledad se mezcla con la magia de aquellos que, sin venir de Oriente, intentan llevarles un poco de luz.

El árbol del barranco de Paiporta, el único que resistió la embestida de las aguas embravecidas de la rambla del Poyo, se ha convertido en el símbolo de lo que es la Navidad. Vecinos del pueblo, voluntarios, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la UME... todos participaron en un encendido que esta vez significa recuerdo, fuerza, lucha y esperanza.

Emilia Linares está en la terraza del hotel y restaurante La Orza en Chiva. Allí siguen viviendo siete familias casi dos meses después de la DANA. Mientras dentro se suceden las comidas de empresa y amigos, en la carpa exterior el ambiente es sombrío. «No tenemos ganas de Navidad», confiesa a LA RAZÓN.

En Chiva no se atisba ningún adorno en los balcones de las casas cercanas al barranco. Tan solo en la fachada del Ayuntamiento se puede leer un sombrío «Felices Fiestas». El frío es más frío que nunca.

Emilia y quienes no han podido volver a sus casas aseguran que lo vivirán «como un día normal». La sensación es que les han robado la Navidad. Ella no le ha comprado nada a su hijo: está a la espera de que «los elfos de Papá Noel» le traigan algo. Desde el Ayuntamiento les dijeron que les llegaría un regalo a cada niño del pueblo y les han contactado para preguntar las preferencias de esos juguetes, pero todavía no saben qué llegará, ni cuándo.

[[QUOTE:PULL|||"El mayor regalo en estas fechas sería poder volver a nuestras casas"|||Vecina de Chiva]]

Ángel Espejo, hijo del fundador y hermano del chef Roberto, tiene el restaurante a tope, pero dice que tratan a cada familia «como un cliente más», a pesar de que no puedan pagar. El Consistorio les prometió costear la manutención de las familias, pero todavía no han recibido ni un euro. «Hemos tenido que cancelar a clientes, pero bueno, es lo que toca», dice Ángel, que ha bloqueado las siete habitaciones que ocupan los vecinos que no pueden volver a sus casas hasta el 1 de febrero por si acaso, sin saber cuánto se puede alargar.

Esa incertidumbre es lo que peor llevan los vecinos. El pasado 12 de diciembre hubo un cambio de gobierno tras la primera moción de censura en un municipio afectado por la DANA. Ahora está liderado por el PSPV-PSOE, pero Emilia asegura que las cosas no han cambiado. «Estamos esperando un pleno público porque ni nos conocen, no se han dirigido a nosotros», critica. A su lado está Toñi Genovés, vecina del único portal de los que todavía no han vuelto a sus casas, del edificio de Ramón y Cajal y Norberto Máñez, cuya casa, junto a la Plaza de la Iglesia, sigue precintada y con charcos de fango. Para ellos, la sensación es de derrota. «Siento que vivo de la caridad de otro y eso la autoestima te la jode», dice Toñi, que se plantea volver a su propia casa por la fuerza si no le dicen nada. «Imagínate, acabas como okupa de tu propia casa».

Queda un día para Nochebuena y los vecinos no saben ni dónde cenarán. La Orza cierra las comidas festivas, sus inquilinos entienden que «quieran descansar», pero se quejan de que desde el Consistorio no hayan dado una solución clara. El jueves les contactaron desde el Espacio Joven para decirles que barajaban la posibilidad de ofrecer un catering para la cena de Nochebuena, la comida de Navidad y la cena de Nochevieja a todos los desalojados, pero los vecinos se ven ya encerrados en sus habitaciones. «¿Tú te crees que voy a comer en Navidad sentada en una cama en una habitación sin sillas?», dice esta vecina de la calle Ramón y Cajal. Ángel Espejo confiesa que, si no hay soluciones, ellos les ofrecerán la misma cena familiar que toman en el propio restaurante en Nochebuena, pero está a la espera de que el Ayuntamiento les ofrezca una solución digna. Para los vecinos, las fiestas son lo último en lo que piensan y «el mayor regalo sería poder volver» a sus casas.

Proyecto "apadrina una carta"

Nuevo Hogar Betania y su directora, Begoña Arana, quien recibió el Premio Princesa de Girona en 2019, ha impulsado un proyecto navideño especial para los niños de los municipios más afectados. Para ello, han pedido a los niños que escriban una carta a Sus Majestades de Oriente con su lista de deseos y, a través del proyecto «apadrina una carta», conseguirán que se haga la magia y que esos regalos lleguen a su destino. Al otro lado estarán los «padrinos», que a través del teléfono o email podrán contactar con la asociación para ser este año ese Rey Mago. Se les dará la carta de ese niño y su edad y deberán comprar cuatro o cinco regalos de la lista. Cada misiva llevará una serie de instrucciones y los pajes reales serán los encargados de repartirlos el día de Reyes.

Betania también ha conseguido adornos navideños para todos aquellos vecinos que lo han solicitado para que puedan decorar las casas, normalmente las más altas del municipio. «Hay quien quería sentir la Navidad».

Paiporta, Utiel, Algamessi, Catarroja, Benétusser, Sedaví... Betania ha trabajado con unidades móviles en las 13 localidades más afectadas y, a través de esas «intervenciones rápidas» que forman parte del proyecto psicosocial para niños, adolescentes y jóvenes, con el que dan soporte terapéutico, han logrado detectar sus deseos y la necesidad de hacer hogar en Navidad. Tenían en mente otro proyecto que no salió adelante: «Intentamos impulsar unos campamentos para juntar a niños y niñas de hogares devastados con el fin de que fueran deslocalizados de 8:00 a 15:00 con una convivencia para hacer actividades navideñas, pero no salió». Eso sí, volverán a recuperar la idea para el verano. Arana advierte de la importancia de todos estos símbolos. «La Navidad se pasa en familia y en los hogares, por lo que, en procesos de trauma, cualquier símbolo es importante para marcar que no estás solo y que alguien te acompaña». Han detectado cómo los más jóvenes tienen un relato «muy negativo» de las consecuencias de lo que han vivido y se han dado episodios de pesadillas, trastornos adaptativos e incluso «dos adolescentes han desarrollado una conducta que les ha llevado a perder el habla; no se han alineado», explica.

Los alcaldes de todos esos municipios tenían un dilema: cómo afrontar la Navidad, porque la reconstrucción está siendo desigual. Algunos ayuntamientos han organizado actividades, con las limitaciones que tienen, pensando en los niños. En Catarroja dan las gracias a la «solidaridad que hace que las niñas y los niños no pierdan la ilusión», afirma su alcaldesa Lorena Silvent. En Benetússer han hecho hasta una cabalgata en 4x4, con un recorrido diferente y reparto de regalos y juegos. En Massanassa acudió el Olentzero con 150 personas de Beriáin (Navarra).

[[QUOTE:PULL|||La UME o la Guardia Civil siguen buscando desaparecidos y no paran en estas fiestas ]]

La Unidad Militar de Emergencia (UME) tampoco para en Navidad. Aseguran que seguirá trabajando sobre el terreno, activos y por turnos. «Seguimos buscando desaparecidos, y continuamos con la limpieza de los garajes, las alcantarillas, y todo lo que nos solicitan», apuntan. De hecho, también se involucran en las actividades de apoyo a la Navidad en su tiempo libre. Para ellos, estas fechas seguirá siendo de trabajo, como «cuando estamos de guardia». Tampoco parará la Guardia Civil, donde las comandancias de las zonas afectadas han recogido regalos de voluntarios que llegan de otras comandancias de España e incluso han participado con sus todoterrenos en alguna cabalgata. Con ello recuerdan que, en medio de tanta oscuridad, «se encienden luces».

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