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Sánchez muestra "aún más" confianza en "su" fiscal general del Estado

Pedro Sánchez se ha sometido hoy al tradicional balance de fin de año. Una comparecencia en la que hace un repaso por las cuestiones que marcan la agenda política y que inexorablemente pasa por la actividad judicial que cerca al Ejecutivo. Después de la férrea defensa que el presidente del Gobierno trasladara del fiscal general del Estado desde Bruselas, exigiendo incluso una petición pública de perdón a todos aquellos que habían reclamado su dimisión, Sánchez ha redoblado hoy su apoyo a Álvaro García Ortiz desde La Moncloa.

En paralelo a la investigación judicial, que sigue su curso, y a preguntas de este diario sobre si corresponde al Gobierno realizar este ejercicio de defensa pública y en qué medida, el mismo, ataca la necesaria autonomía que debe proyectar la institución ante la sociedad, el presidente ha asegurado que si "antes del informe de la UCO ya manifesté la confianza del Gobierno en el fiscal general del Estado; después del informe de la UCO, aún más, aún más confianza del Gobierno en su fiscal general del Estado". Este "su" denotando propiedad traslada una pertenencia que mina la necesaria independencia, al menos, desde el punto de vista estético de la Fiscalía.

No ha sido el único pronunciamiento controvertido, Sánchez también ha asegurado que "la democracia ya es plena", como si antes no lo fuera, después de la aplicación de la ley de amnistía, "porque en términos parlamentarios todos estamos haciendo política". Se refería a la "normalización" que supone que Junts haya optado no solo por entrar en juego en el Congreso, sino que ahora se alíe con el PP y Vox en ciertas iniciativas. "Es un éxito de la ley de amnistía y del Gobierno de España", ha presumido, al tiempo que ha criticado la "hipocresía" de los populares que han pasado de manifestarse contra el golpista a sacar pecho por forzar derrotas del Ejecutivo de su mano.

En este sentido, el presidente ha ironizado sobre el impacto que este "deshielo" entre el PP y Junts puede tener en su propia relación con Alberto Núñez Feijóo. "Si se ha producido el deshielo contra los que se manifestaban, ojalá también conmigo", ha señalado, cuestionado por la falta de interlocución que existe entre ambos y que ya suma un año sin contacto directo.

Sobre su propia relación con Junts, el presidente del Gobierno ha reiterado su disposición a reunirse con el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont. Tal como ya hiciera en conversación informal con periodistas en la copa de Moncloa, Sánchez ha mostrado su convencimiento de que "la sociedad española ha pasado página" y por tanto ha trasladado que "no tengo ningún problema, no sé cuándo me reuniré, pero me reuniré". Un pronunciamiento que se produce en la previa de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la amnistía.

En plena negociación con Junts, el jefe del Ejecutivo ve "coherente" llevar a cabo esta reunión, que también extenderá a Oriol Junqueras, aunque por ahora no la tiene agendada. Para el Ejecutivo este sería el próximo paso después de haber aprobado en el Congreso de los Diputados una ley de amnistía. Puigdemont ha estado haciendo valer sus siete votos en el Congreso y ha dejado que el Gobierno siguiera perdiendo votaciones, como la semana pasada en la que se alió con PP y PNV y tumbaron los impuestos a las energéticas.

Además, ha desafiado a Sánchez con la exigencia de que presente una cuestión de confianza. Puigdemont insiste en la política de la confrontación" mientras Sánchez estaría buscando la fórmula de sacar adelante los Presupuestos aunque sea con una foto con el expresidente exiliado. Junts insiste en su reclamación de que sean transferidas las competencias en inmigración. Además, Illa busca hacer un gesto con los Mossos d'Esquadra y traspasarles las competencias de la seguridad de puertos y aeropuertos, no así el control de las aduanas.

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