Confirmado por los expertos: el grave error que cometes al tomar ashwagandha sin control
<p>El desembarco en Occidente de remedios ancestrales procedentes de la medicina ayurvédica ha llenado las estanterías de farmacias y herbolarios. Sin embargo, los expertos lanzan una advertencia fundamental: que un producto sea de origen natural no lo convierte en inocuo. Por ello, la primera recomendación antes de consumir ashwagandha, una de las plantas con mayor auge, es clara y unánime: resulta imprescindible <strong>consultar a un profesional sanitario</strong> para garantizar que su uso es seguro y adecuado para cada persona.</p>
<p>De hecho, una vez obtenido el visto bueno, es crucial saber elegir un producto de calidad. La clave está en buscar extractos estandarizados que aseguren una <strong>concentración mínima del 5 % de withanólidos</strong>, que son sus compuestos activos. En el mercado español existen fórmulas patentadas y avaladas por estudios clínicos, como KSM-66 y Sensoril. La dosis habitual oscila entre los 300 y 600 miligramos diarios, y sus efectos suelen tardar en manifestarse entre seis y ocho semanas de consumo continuado.</p>
<p>Y es que el principal reclamo de esta planta adaptógena es su capacidad para ayudar al cuerpo a gestionar la tensión física y mental. Su virtud más estudiada reside en su poder para <strong>reducir los niveles de cortisol</strong>, la hormona que el organismo libera en situaciones de estrés. Al modular esta respuesta fisiológica, la ashwagandha contribuye a atenuar la sensación de ansiedad que define el ritmo de vida moderno.</p>
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Las múltiples facetas de una planta milenaria
</p><p>Por otro lado, su abanico de propiedades va más allá del control del estrés. Se le atribuyen también beneficios como una notable <strong>mejora de la calidad del sueño</strong>, así como un aumento de la energía y la concentración durante el día. No es de extrañar que figuras del mundo del bienestar como la escritora y chef Jasmine Hemsley hablen abiertamente de sus bondades, un fenómeno que ha disparado su popularidad fuera de los círculos especializados.</p>
<p>Asimismo, una pista sobre sus efectos se esconde en <strong>su propio nombre científico</strong>, <em>Withania somnifera</em>, que se puede traducir del latín como "inductora del sueño". Aunque algunos estudios preliminares también apuntan a que podría reforzar el sistema inmunitario y mejorar la función cognitiva, la comunidad científica coincide en que todavía se necesita más investigación para confirmar de manera concluyente estas últimas aplicaciones.</p>