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Con qué frecuencia hay que vaciar el calentador de agua, según el consejo de un fontanero

En muchos hogares, el calentador de agua funciona de forma silenciosa durante años sin recibir apenas atención. Solo cuando deja de calentar correctamente o aparecen ruidos extraños se convierte en protagonista. Sin embargo, los profesionales de la fontanería insisten en que este electrodoméstico necesita cuidados periódicos para rendir bien y durar más tiempo. Entre ellos, hay uno que suele pasarse por alto.

Aunque no es una tarea compleja, vaciar el calentador con cierta regularidad cumple una función clave en su mantenimiento. La frecuencia adecuada depende de varios factores, como la antigüedad del aparato o la calidad del agua que llega a la vivienda, pero ignorarla puede acabar traduciéndose en un mayor consumo energético y en averías prematuras.

Con el uso diario, los minerales presentes en el agua, especialmente en zonas con agua dura, se van depositando en el fondo del tanque. Estos sedimentos forman una capa que actúa como barrera entre el agua y la fuente de calor. El resultado es un calentador que necesita más energía para alcanzar la misma temperatura y que, con el tiempo, trabaja forzado.

Fontaneros con experiencia advierten de que esta acumulación no solo reduce la eficiencia, sino que también puede acortar de forma notable la vida útil del equipo. Además, los sedimentos atrapados generan pequeñas bolsas de vapor que provocan golpes y chasquidos en el interior del tanque, un ruido que muchos propietarios confunden con un fallo grave cuando en realidad es una señal de falta de mantenimiento.

Cada cuánto tiempo recomiendan drenarlo los expertos

Como norma general, los profesionales aconsejan drenar el calentador una vez al año. Este intervalo suele ser suficiente para eliminar los sedimentos acumulados y mantener el aparato en condiciones óptimas. No obstante, en viviendas con agua especialmente dura o en calentadores que ya tienen varios años de uso, la recomendación se vuelve más exigente.

En esos casos, realizar el drenaje cada seis meses ayuda a prevenir problemas mayores y a mantener un consumo energético más ajustado. La diferencia puede notarse tanto en el funcionamiento diario como en la factura de la luz o del gas, ya que el calentador no necesita trabajar de más para calentar el agua.

Señales de que el calentador pide atención urgente

Hay indicios claros que alertan de que el drenaje se ha pospuesto demasiado. Uno de los más habituales es que el agua caliente salga con olor desagradable, lo que puede indicar la presencia de bacterias en el interior del tanque. También es frecuente notar que el agua tarda más en calentarse o que nunca alcanza la temperatura habitual, señal de que los sedimentos están interfiriendo en los elementos calefactores.

Los ruidos metálicos o golpes secos al encender el calentador son otra pista evidente. En casos más avanzados, el agua puede salir con un tono marrón o rojizo, lo que apunta a corrosión interna. En este último supuesto, además del drenaje, suele ser necesario revisar componentes como la varilla de ánodo para frenar el deterioro del tanque.

Descuidar esta tarea durante años puede tener consecuencias serias. La acumulación constante de minerales favorece la corrosión interna, aumentando el riesgo de fugas o de una avería total. Los fontaneros señalan que un mantenimiento adecuado, que incluya el drenaje periódico, puede alargar la vida del calentador entre tres y cinco años, una diferencia significativa si se tiene en cuenta el coste de sustitución del equipo.

Además, un calentador sucio pierde eficiencia de forma progresiva. Esto significa más gasto energético y menos confort, algo especialmente problemático en los meses de mayor demanda, como el invierno.

El mejor momento del año para hacerlo

Aunque el drenaje puede realizarse en cualquier época, muchos profesionales recomiendan hacerlo en primavera u otoño. Durante estas estaciones, el consumo de agua caliente suele ser más moderado, lo que facilita prescindir del calentador durante las horas necesarias para vaciarlo, rellenarlo y volver a calentarlo sin grandes molestias.

Adoptar este hábito como parte del mantenimiento doméstico no requiere grandes conocimientos técnicos, pero sí constancia. Escuchar el consejo de los fontaneros y anticiparse a los problemas es la mejor forma de garantizar que el calentador de agua siga cumpliendo su función durante muchos años.

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