Las monjas de Estíbaliz, pioneras en servir cañas a los peregrinos
Al Greco le habría gustado pintarla, con su hábito negro y el griñón blanco inmaculado cubriéndole la cabeza. Es una monja enjuta que nos aguarda, quieta como una estatua, a la puerta del monasterio de Estíbaliz. Se presenta como sor Fátima María, la madre superiora, y nos tiende la mano con un gesto único. En sus ojos asoma una paz acogedora. Resulta extraño, pero es una persona a la par hierática y alegre. Es media mañana de un día luminoso, claro y la fachada del Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz tiene un punto de majestuosidad. Читать дальше...