La improvisación sale cara
El pasado verano, Laporta necesitaba tapar el fracaso de temporada y los volantazos que dio confirmando, primero, la continuidad de Xavi y después su destitución. Había que fichar un cromo para tapar tanto titubeo. Se apostó por Nico Williams, cuyo fichaje era sencillo porque solo había que depositar en la liga los 60 millones de su cláusula, pero no quiso venir porque sus representantes conocían los problemas que tenía el Barça para inscribir nuevos fichajes. Estaban en lo cierto. Para tapar ese nuevo fiasco... Читать дальше...