¿Qué santo se celebra hoy, 9 de enero? Todo lo que debes saber del santoral de hoy
El santoral católico es un compendio que recopila los
nombres de los santos y beatos que la Iglesia Católica celebra oficialmente en
días específicos a lo largo del año. Estos personajes sagrados son conmemorados
durante las misas y son objeto de las oraciones de los fieles. Esta tradición
de venerar y honrar a los santos tiene sus raíces en los primeros siglos del
cristianismo, cuando se empezó a venerar a los mártires y a otros individuos
destacados por su forma de vida y su testimonio de fe.
Estas celebraciones no solo son recordatorios, sino momentos
de reflexión y conexión con los principios y valores que los santos
representan. A través de sus vidas y acciones, nos enseñan cómo mantenernos
fieles a nuestros principios incluso en tiempos difíciles. Nos muestran que
siempre podemos encontrar la fortaleza para mantenernos fieles a nuestras
creencias.
Además, el santoral puede ser un recurso valioso para
profundizar en la historia de la Iglesia y el cristianismo, así como para
encontrar inspiración en la vida y enseñanzas de los santos. Al conectarse con
estas figuras históricas, los fieles pueden encontrar orientación y fortaleza
para sus propias vidas, al mismo tiempo que honran el legado de estos
individuos ejemplares.
En el santoral de hoy, 9 de enero, se conmemora a varios
santos y santas que han dejado una huella en la historia de la cristiandad.
Entre ellos se encuentran San Adriano abad, Santa Águeda Yi Sosa, San Eustracio
taumaturgo, San Felano, San Honorato de Buzançais, San Marcelino obispo, Santa
Teresa Kim, Beato Antonio Fatati, Beata Julia de la Rena y Beata María Teresa
de Jesús Le Clerc. Aunque hoy destacamos a San Eulogio, Santa Lucrecia y las
víctimas de la persecución de Córdoba.
¿Quiénes fueron San Eulogio y Santa Lucrecia?
Conocemos como la persecución de Córdoba a un período en el que los cristianos en la ciudad de Córdoba fueron hostigados y reprimidos durante el siglo IX. Durante este tiempo, los musulmanes que ocupaban la ciudad imponían condiciones humillantes a los cristianos, como el pago de impuestos mensuales para poder practicar su religión. No obstante, la conversión de musulmanes al cristianismo estaba castigada con la pena de muerte.
La situación de los cristianos se volvió aún más complicada
cuando el obispo andaluz Recaredo se opuso a su propia comunidad religiosa y
colaboró con los musulmanes en la persecución. A pesar de estas condiciones
adversas, algunos cristianos, como San Eulogio y Santa Lucrecia, permanecieron
firmes en su fe y se negaron a renunciar a ella.
San Eulogio, descendiente de una familia cristiana en
Córdoba, recibió una educación religiosa y se convirtió en sacerdote. Durante
la persecución, Eulogio fue encarcelado y dedicó su tiempo a leer la Biblia a
sus compañeros y a animarlos a mantenerse fieles a la fe cristiana. Escribió
una "Exhortación al Martirio" y una narración en verso del martirio
de las vírgenes Flora y María, alentando a otros cristianos a seguir su
ejemplo.
Santa Lucrecia, por su parte, fue una joven que se convirtió
al cristianismo y fue bautizada en secreto por un pariente. Cuando sus padres
descubrieron su conversión, la maltrataron cruelmente para hacerla renunciar a
su fe. Lucrecia buscó refugio con la ayuda de San Eulogio y su hermana Anulona,
pero finalmente fue descubierta y llevada ante las autoridades.
Tanto San Eulogio como Santa Lucrecia se negaron a renunciar
a su fe y fueron martirizados por su convicción cristiana. A través de sus
acciones valientes y su testimonio de fe, estos santos se convirtieron en
ejemplos de resistencia y lealtad en medio de la persecución en Córdoba.