Caprichos
Resulta que, para el Gobierno de Pedro Sánchez, deflactar la tarifa del IRPF a las personas con ingresos inferiores a 40.000 euros, más del 80% de los contribuyentes, es un capricho del PP. Bajar el IVA a la carne, el pescado y las conservas, también es un capricho. De igual modo que no subir el IVA de la luz y el gas a las rentas más bajas, también es un capricho del PP.
Sin embargo, multar a las empresas que no vuelven a Cataluña no es un capricho, es una gran idea que el Gobierno no descarta llevar a cabo para contentar a Junts y así salvar sus decretos anticrisis. Cuando dicen que no se descarta, significa que la probabilidad de que ocurra es muy elevada. Tampoco es necesario hablar de probabilidades con Sánchez, porque con un cambio de opinión basta.
Será la nueva política a la que no consigo acostumbrarme. Soy capaz de hacerme adepta al Tik Tok, pero al estilo chulesco, fanfarrón y bravucón de los nuevos políticos y partidos soy incapaz, me horripilan y dan asco.
Porque digo yo, si al PP se le tacha de insulto con patas, antidemocrático, fascista, extremista, skinheads, tontopollas, judío nazi... ¿El insultador busca diálogo y acuerdo? ¿O está buscando jugar al despiste como argucia para seguir engañando, al que quiera ser engañado?
En fin, que se preparen las empresas que salieron de Cataluña, los profesionales, los estudiantes, todos los que se han marchado porque lo que para una persona inteligente es libertad para un fugado como Puigdemont es una afrenta en toda regla.
Una pena que los argumentos y el razonamiento no estén de moda. A los arrogantes, les dedico esta frase de la serie Succession: «Cuando te rías, por favor, que sea en el mismo volumen que los demás. No vienes de una granja de hienas».