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Piso compartido: esto es lo que ocurre si un inquilino no paga su parte

Condenados a compartir piso. Esta es la realidad a la que se tienen que enfrentar muchos ciudadanos en nuestro país para encontrar un lugar donde vivir ante los elevados precios de la vivienda de alquiler y compraventa. No obstante, aunque alquiler una habitación es la única alternativa, esta tampoco es apta para todos los bolsillos, ya que cuesta de media 466 euros al mes, es decir, un 42% más que hace seis años y un 76% más respecto a 2015, según datos del portal inmobiliario Fotocasa. Ante este escenario, algunos inquilinos que comparten piso no pueden cumplir con sus obligaciones de pago, pero, ¿qué pueden hacer el resto de personas que viven en esta casa? ¿Pueden solucionar esta situación? Desde el portal inmobiliario pisos.com resuelven estas dudas al respecto.

¿Contrato solidario o mancomunado?

Al alquilar un piso compartido, lo habitual es que exista un único contrato en el que figuren los nombres de todos los inquilinos, lo que se conoce como contrato solidario. En este se responde a la mensualidad conjuntamente, por lo que si un inquilino deja de pagar, el resto deberá asumir la deuda de este, ya que sino pagan esta parte, el propietario podría iniciar un proceso judicial que acabaría en desahucio. "En muchas ocasiones, lo que se hace es cubrir esta parte para no quedarse sin casa y después reclamar al compañero que elude su responsabilidad las cantidades adeudadas", asegura el portal inmobiliario.

No obstante, el contrato de alquiler puede ser mancomunado, lo que significa que cada inquilino tiene su propio contrato y estos deberán pagar la parte proporcional recogida en el documento. En el caso de que uno de ellos incurra en impago, el resto no tiene porque preocuparse, ya que el propietario solo irá contra el moroso.

¿Qué ocurre cuando no hay ningún contrato firmado?

El dinamismo invade el mercado de los pisos compartidos , ya que lo más habitual es que los inquilinos vayan yendo y viviendo con el paso del tiempo.

En el caso de que un inquilino abandone el piso compartido y se quede una habitación libre, se suele buscar a otra persona para que ocupe su lugar y no suponga un lastre económico. Sin embargo, el problema está en que el contrato original raramente se modifica, por lo que se estaría produciendo un subarriendo, algo que incluso podría ser ilegal si hubiera una cláusula que lo recogiera en el contrato.

Por tanto, lo mejor será que el casero cambie la titularidad del contrato, ya que en caso de que no se realice esta modificación, el impago del nuevo inquilino supondrá que el resto de residentes deberá pagar solidariamente su parte y será complicado recuperar dicha cuantía por falta de "prueba documental" donde figure el nombre del moroso.

¿Qué ocurre con las facturas de los suministros?

Otro de los problemas que puede surgir es que alguno de los inquilinos no pague los recibos de luz, agua, gas o Internet, entre otros. En el caso de que los suministros estén a nombre del propietario, este es el responsable ante las compañías, por lo que el casero deberá cubrirlo. Por tanto, es recomendable que los suministros estén a nombre del inquilino, escogiendo a uno que se responsabilice o que cada uno de ellos figure en un suministro diferente.

El portal inmobiliario asevera que "con los suministros a nombre de los inquilinos, el casero evita ser reclamado por las compañías, y si estos no pagan, se enfrentan a que les corten la luz o cualquier otro servicio, además de la reclamación correspondiente. Si se van y dejan a deber facturas, para volver a tener electricidad o agua, el propietario tendría que pagar lo pendiente y así restablecer el servicio, y después, reclamar a los inquilinos ante un juzgado".

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