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Los "influencers" entran en las presidenciales de EE.UU

Los grupos de campaña estadounidenses están gastando millones de dólares en contratar a influencers de las redes sociales, con el fin de influir en los votantes de comunidades nicho en unos comicios más que reñidos en noviembre.

El presidente Biden también ha cortejado a influencers famosos y, recientemente, les ofreció una recepción en la Casa Blanca con varios cientos de estrellas virales de Internet. Por la otra parte, Trump tiene en su mano a famosos conservadores de alto perfil, véase el caso de Chaya Raichik.

Según los expertos en la materia, se está dando una explosión de grupos de marketing político centrados en recurrir a usuarios de redes sociales con menos renombre que suelen tener de cientos y decenas de miles de seguidores.

Las comunidades nicho, en el punto de mira

Los grupos tanto de izquierda como de la derecha creen que los microinfluencers inspiran confianza y son una forma "barata" de llegar al electorado más joven, así como a minorías como los votantes negros y latinos. A estos usuarios de las redes sociales, algunos de los cuales no suelen dedicarse a las labores políticas, se les llama con pagos de tres a seis cifras en lo que es un espacio poco controlado.

Esta campaña está motivada por el hecho de que muchos votantes de la Generación Z rehúyen la televisión y los periódicos en favor de las noticias de los creadores de contenidos en redes sociales. Mientras tanto, los nuevos cambios y restricciones en materia de privacidad introducidos por Apple y Google han dificultado la publicidad política dirigida.

Todo es cuestión de audiencias y de números

En la izquierda ha surgido una red de grupos de marketing de influencers para atender a los PAC y grupos de defensa demócratas, entre ellos Vocal Media, People First y Social Currant. Por el lado conservador, Influenceable, se describe a sí mismo como "una plataforma de gestión y agencia de influencers utilizada por marcas, organizaciones y campañas en la economía anti-woke".

Sin embargo, los expertos advierten de que no existen normas federales sobre el contenido político pagado de los influencers, por lo que depende de los individuos y de los grupos con los que trabajan decidir si revelan sus afiliaciones.

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