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El Olympique de Marsella atropella al Villarreal

El Villarreal, que venía de meterle cinco al Granada en Liga y que tiene trece puntos de distancia sobre el descenso, lo que a estas alturas de la temporada y tras el sufrimiento inicial le da la permanencia virtual, decidió tirar la Europa League. Bueno, más bien la tiró su entrenador. El planteamiento de Marcelino puso la primera piedra de la debacle en Marsella. Capoué, Parejo y Sorloth suplentes, y cuatro centrales en defensa. Bailly y Mosquera en su posición natural. Cuenca y Mandi como laterales. Extravagancia del asturiano que le va a costar la eliminación, salvo milagro en La Cerámica dentro de siete semanas. Ni siquiera hizo falta completar los noventa minutos en el Vélodrome . Con la mitad de la función en Marsella, el Olympique ya había metido un pie y tres cuartos entre los ocho mejores de la segunda competición continental. Para eso, ni siquiera tuvo que sudar. Con lo mínimo, el equipo francés, que como el Villarreal está haciendo una temporada muy discreta en la Ligue 1, se fue con 3-0 al descanso. El primero lo anotó Veretout en el 23, rematando en área pequeña un centro de Akomach. Cinco minutos después, un mal despeje de Mandi lo empeoró aún más Mosquera, llevando el balón a su propia portería. Al 'abuelo' Reina se le llevaban los demonios. El portero cordobés aumentó su enfado en el 43, cuando Aubameyang anotó el tercero desde el punto de penalti. Clara zancadilla de Mosquera sobre Sarr, a la que el VAR tuvo que acudir al rescate del neerlandés Gozubuyuk. En la reanudación, sustituciones. Hasta tres. Alberto Moreno, Parejo y Sorloth. Marcelino no se cambió porque ya había entrenado al Marsella esta temporada. De nada sirvieron ya las modificaciones. El guión del partido estaba más que escrito. Ndiaye tuvo en un par de disparos el cuarto, pero la noche era para Aubameyang, uno de los delanteros más infravalorados del mundo. En el 59, una internada por banda la mandó a la red con una definición de clase mundial. Casi pegado a la línea de fondo, y con más perspectiva de centro que de remate, tocó sutilmente el balón con el interior de su pie izquierdo y superó con una preciosa vaselina a Reina. Tres minutos después, la sangre iba a más con la segunda amarilla de Alberto Moreno , que duró 17 minutos en el campo. Dos amarillas innecesarias que reflejaban la impotencia y la frustración de quien hace tres años fue campeón de la competición. Con uno más, 4-0 y media hora por delante, el Olympique frenó su ímpetu y se conformó con la recompensa, que ya era generosa. Solo un loco podría pensar en la remontada en la vuelta. Pero el fútbol, a veces, no tiene sentido.

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