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Portugal se vuelca en la conmemoración del 50º aniversario de la Revolución de los Claveles

Portugal conmemora este jueves el 50º aniversario de la denominada Revolución de los Claveles de 1974 que puso fin al régimen dictatorial conocido como Estado novo, fundado en 1932 por António de Soliveira Salazar. El general António de Spinola se convirtió en presidente de una Junta de Salvación Nacional encargada de llevar la democracia al país. Un proceso que transcurrió poco antes del comienzo de la transición española y que culminó con la entrada de los dos países en la entonces Comunidad Económica Europea en 1986. De esta forma, el despertar democrático y la pertenencia al proyecto de integración europeo quedaron intrínsecamente ligados en los dos países del Sur de Europa.

Cuando los oficiales izquierdistas del Ejército se sublevaron y los portugueses se echaron a la calle para apoyarles, una camarera que regresaba a su domicilio, cargada de flores para adornar un banquete, se cruzó con uno de los militares. Decidió darle uno de sus claveles y el soldado lo puso en el cañón, como símbolo de que el golpe era pacífico y no violento. El resto de sus compañeros imitaron este gesto y esta flor se convirtió en el símbolo de la revuelta.

Los portugueses celebrarán este día con desfiles, ceremonias militares y recreaciones históricas, en un momento de mirar al pasado, pero también el futuro. El país acaba de estrenar hace poco un Gobierno presidido por el candidato del Partido Popular, Luís Montenegro, quien se convirtió en primer ministro el pasado 2 de abril tras haberse negado a pactar con el partido de extrema derecha, Chega, que quedó en tercera posición tras haber logrado conquistar a jóvenes votantes con su discurso en contra de los partidos tradicionales y haberse aprovechado del descontento debido a la precariedad laboral y las menores perspectivas de futuro que en los países del norte de Europa.

Los comicios se celebraron después de que el anterior primer ministro socialista, Antonio Costa, dimitiera tras verse envuelto en un caso de corrupción sobre proyectos energéticos, aunque su implicación directa no haya sido demostrada. A pesar de que el poder de Chega haya quedado contrarrestado por este cordón sanitario, una de las dudas es si esta fuerza política conseguirá buenos resultados en las europeas de junio y hasta qué punto el auge de los partidos euroescépticos puede poner en jaque el proyecto de integración europea en un momento especialmente delicado, cuando Bruselas parece decidida a dar un salto geopolítico que le haga mirar de tú a tú a EE UU y China.

Lisboa, será el epicentro de las celebraciones en este aniversario. La jornada comenzará a las 9 de la mañana con una ceremonia militar en la emblemática Praça do Comércio y presidida por el presidente de la República, Rebelo de Sousa. Durante el acto, desfilará ante el jefe de Estado una columna de vehículos militares conmemorando la marcha que emprendieron algunos de los capitanes de Abril cincuenta años atrás. Los portugueses podrán hablar con algunos de los militares supervivientes que participaron en esta revolución pacífica.

«Es emocionante ver el vehículo en que estuve ese día. Yo sabía que después de eso, Portugal no sería el mismo», recordó José Afonso de Oliveira, un psicólogo jubilado de 73 años con el que ha hablado la agencia Afp.

El 25 de abril de 1974, dirigía la tripulación de un Humber de fabricación británica en una de las columnas que se dirigieron hacia Lisboa. «Podían haberme detenido, pero el régimen ya estaba moribundo».

El 25 de Abril, a la una de la madrugada, comenzó a sonar en la radio una canción revolucionaria prohibida por el régimen, la segunda señal pactada por los sublevados para ocupar los puntos estratégicos del país. Al frente se encontraba el general mayor Otelo Saraiva de Carvalho en el cuartel del Pontón en Lisboa, quien había diseñado el plan para deponer la dictadura. Él dirigió las operaciones para cercar el Cuarte do Carmo, dónde se encontraba el entones primer ministro, Marcello Caetano, el heredero de Salazar. Después de que este se rindiera sin presentar resistencia, era evidente que la revolución había triunfado y que un tiempo nuevo comenzaba en Portugal.

Tras la ceremonia solemne en el Parlamento del país, tendrá lugar el habitual desfile popular, que recorrerá la Avenida da Liberdade (una de las principales arterias) y culminará en la Plaza Dom Pedro IV (popularmente conocida como Rossio). Las celebraciones durarán hasta el día 27 e incluirán, espectáculos musicales, desfiles y exposiciones. Cincuenta años no se conmemoran todos los días.

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