Fórmula 1: el regalo envenenado de fichar por Ferrari
Dicen que la Fórmula 1 no sería nada sin Ferrari, pero también, al contrario. La escudería italiana es la embajadora perfecta del «Made in Italy» y, por eso, todo lo que gira alrededor del equipo de Maranello es casi una cuestión de estado. El ambiente interno es muy competitivo, como en todas las estructuras que compiten en la F1, sin embargo, las «conspiraciones» en Ferrari van un paso más allá. Siempre se ha dicho que la factoría está gobernada por «familias» y grupos que mandan más o menos o ejercen más o menos influencia. Y eso siempre fue un problema a pesar de ser la escudería más victoriosa, aunque la sequía que arrastra desde 2007 está afectando a su prestigio. Sobre todo, desde que un fabricante de bebidas energéticas ha sido capaz de superarle en todos los sentidos.
Ir a Ferrari es un sueño en la F1, pero puede convertirse en una pesadilla, porque la paciencia no es un valor asentado en la compañía. Por allí han pasado los mejores ingenieros y pilotos, y la lista de fracasos es muy amplia. Nombres tan respetables como Alain Prost (cuatro veces campeón del mundo) o Fernando Alonso (bicampeón) decidieron marcharse. El primero, harto del método de trabajo italiano, provocó su despido declarando que el coche era peor que un camión, lo que le costó su adiós; y el segundo, cansado de no poder competir, optó por fichar por McLaren-Honda. Otros directores técnicos también fracasaron en Maranello y luego triunfaron en otros equipos.
Estos días, se ha conocido que el ingeniero de pista de Leclerc, Xavi Marcos, ha sido apartado de sus funciones para ser sustituido por el que hasta ahora era el ingeniero de rendimiento del monegasco. Otra maniobra más de Leclerc (aunque ha dicho que él no tiene nada que ver con la decisión) y su representante, Nicolas Todt, cuya influencia siempre fue importante por ser hijo de una figura muy importante para Ferrari y la FIA (Jean Todt) y que empezó el pasado año con la sustitución de Mattia Binotto, cuyo pecado fue ofrecer una política de igualdad entre Sainz y Leclerc, algo que no gustó al de Mónaco, considerado el «mimado» del equipo.
Marcos nunca se cortó a la hora de decir las cosas a Leclerc y su distanciamiento era evidente escuchando las conversaciones por radio. Ahora el madrileño ha sido destinado a otras funciones, pero es un paso previo a abandonar Maranello. Fichar por Ferrari siempre es bonito, sin embargo, tiene un extra de presión, conspiraciones y politiqueo interno que siempre terminan por pasar factura a la escudería.