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El calor duplica el riesgo de hospitalización por obesidad

El calor duplica el riesgo de hospitalización por obesidad

Un estudio de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación «la Caixa», también alude a posibles trastornos metabólicos

En los días con temperaturas estivales extremas las probabilidades de hospitalización aumentan en España, alcanzando incluso un incremento del 16,6% en Zaragoza, que lidera el ranking por delante de Guipúzcoa (16%), Zamora (14,6%) y Barcelona (13,5%), con los trastornos metabólicos y relacionados con la obesidad el grupo de enfermedades más afectadas por el calor, como revela un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona, centro impulsado por la Fundación «la Caixa», y el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia.

En el marco de este trabajo, publicado en Environmental Health Perspectivas, se analizaron los datos de más de 11,2 millones de ingresos hospitalarios a través de los servicios de urgencias de 48 provincias españolas entre 2006 y 2019. Los investigadores calcularon también los valores de las temperaturas y la humedad relativa medias diarias, así como las concentración de diferentes contaminantes atmosféricos y, recurriendo a diferentes modelos, estimaron las relaciones entre la temperatura y las causas de hospitalización para los meses de junio a septiembre por provincias.

Según lo previsto, el estudio confirmó que las altas temperaturas impactan de forma generalizada en las hospitalizaciones por causas específicas. Al respecto, Hicham Achebak, investigador del Iserm y de ISGlobal, admitió, en una comparecencia ante los medios para presentar los resultados del estudio organizada por Science Medic Centre España , haberse «sorprendido por el amplio abanico de enfermedades asociadas al calor». Y es que se conoce que «en España mueren al año entre 350.000 y 400.000 personas por calor y esta cifra no permite hacer una estratificación por causas», comenta el investigador, quien además, apunta que «muchas causas de hospitalización no se asocian a mortalidad», razones ambas por las que Achebak no esperaba este impacto generalizado de las altas temperaturas en relación a las hospitalizaciones.

En cualquier caso, existen enfermedades para las que el impacto de las altas temperaturas es especialmente significativo y entre éstas cabe señalar los trastornos metabólicos y la obesidad, con un aumento del 97,8% de la probabilidad de hospitalización en temperaturas estivales extremas, la insuficiencia renal (77,7%) y la infección de las vías urinarias (74,6%), seguidas de la sepsis (54,3%), la urolitiasis (49%) y la intoxicación por fármacos y otras sustancias no medicinales (47%)

En relación a la asociación entre obesidad y un mayor riesgo de ingreso en episodios de calor, Achebak explicó que «la grasa corporal actúa como aislante» y, por lo tanto, las respuestas a la pérdida de calor en las personas con obesidad funcionan con menos eficacia.

En cuanto a que las enfermedades urinarias sean de las más afectadas por las altas temperaturas estivales, el investigador indicó que «es el resultado de la suma de un calor intenso y un consumo insuficiente de agua. La deshidratación favorece la proliferación de enfermedades urinarias».

Achebak también se refirió al hecho de que las enfermedades cardiovasculares no aparezcan entre las más afectadas por el calor y, al respecto, explicó que éste «no aumenta las hospitalizaciones por esta causa en general porque su efecto en estos casos es muy inmediato y muchas de estas personas mueren antes de ser ingresadas».

El estudio ha permitido demostrar que las altas temperaturas tiene un impacto generalizado en las hospitalizaciones, sin embargo, también ha puesto de manifiesto que existen dos grupos, el de las personas mayores de 85 años y el de los niños menores de un año, que son especialmente vulnerables a las mismas, «probablemente por diferencias fisiológicas en la termorregulación por edad: los neonatos no la tienen suficientemente desarrollada y en las personas mayores ya hay un deterioro». Asimismo, en el marco de esta trabajo se han observado diferencias en la afectación de las altas temperaturas en función del sexo.

Mientras en los días más calurosos los hombres mostraron un mayor riesgo de hospitalización por lesiones, las mujeres tuvieron un mayor riesgo de ingreso por causas más naturales, no externas, como las enfermedades parasitarias, endocrinas y metabólicas, respiratorias o urinarias y eso probablemente esté relacionado con «la forma en el que el cuerpo regula su propia temperatura. La mujeres tiene un umbral de temperatura más alto a partir del cual se activa el mecanismo de la sudoración, de manera que experimentan una menor pérdida de calor por evaporación» y, en este sentido, hay que tener en cuenta que la transpiración representa el 70% de la pérdida de calor.

Pero junto a las temperaturas medias diarias, este estudio también analizó el papel que juegan otras variables en la asociación entre calor y los ingresos hospitalarios y gracias a ello se ha podido determinar que en el caso de la humedad relativa, éste es poco relevante, excepto en relación al riesgo de bronquitis aguda y bronquiolitis, puesto que «cuando confluyen altas temperaturas y baja humedad se produce una mayor sequedad en las vías bronquiales que puede producir irritación y acabar derivando en complicaciones más graves».

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