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El fenómeno "Calladita": Miguel Faus y la fregona en la lucha de clases

El fenómeno

Miguel Faus dirige a Paula Grimaldo una película cerebral sobre una empleada de hogar atenazada por el despotismo de sus acomodados jefes

Según datos de la empresa Comscore, encargada de estos menesteres en nuestro país, la película "Calladita" superará con holgura los 30.000 euros de recaudación en los primeros cinco días posteriores a su estreno. Con apenas presencia en 41 salas en toda la geografía española (a la espera de que se vayan sumando más por el fenómeno de transmisión), esto se traduce en casi 700 euros por sala en la que se ha proyectado y, en efecto, en uno de los estrenos con mejor media de la cartelera. Pero, ¿por qué? ¿Cómo es que una película que no cuenta detrás con un gran estudio -la distribuye Karma Films-, que parte de un cortometraje y de una campaña posterior de financiamiento a pulso se ha visto a más ritmo que grandes súper producciones?

Para empezar a entender el pequeño fenómeno de taquilla que ha resultado "Calladita", lo mejor es escuchar a su director. "El proyecto nació como un trabajo de final de máster, un cortometraje que rodé en 2019. Siempre tuve la idea del largo, pero necesitaba hacer el corto antes para graduarme así que lo reducimos a quince minutos y un solo día. Ese corto se financió con un Verkami, que no dejó de ser una prueba piloto del interés que podía o no despertar", explicaba a LA RAZÓN Miguel Faus en todo lo alto de Málaga, a cuyo festival acudió el filme a presentarse en sociedad hace unos meses. Y seguía: "Encontré muchas dificultades y puertas cerradas. Era como si la industria me estuviera diciendo que la película no merecía la pena, que no debería existir. Pero no caí en el derrotismo, siempre creí que era una historia que merecía contarse. Por eso, yo creo, llegamos a los canales alternativos", explica el director, sobre cómo el filme salió adelante gracias a los NFT.

Entre la fricción de clases y la angustia migrante

"A principios de 2021, antes de que la burbuja de los NFT se volviera masiva y especuladora, yo había aterrizado en ese mundo por accidente. Al principio y como todos, yo creo, pensé que esta gente estaba loca, que pagaban millones de dólares por aire, pero luego me fui educando y me di cuenta de que ahí estaba ocurriendo una pequeña revolución descentralizadora. La idea siempre fue construir un Internet más justo, quitándole poder a las grandes empresas... y yo conectaba mucho con esto, también como cineasta", explica Faus, que levantó su película a puro mecenazgo y que, de algún modo, es coherente con su discurso interno: en "Calladita" seguimos a Ana (Paula Grimaldo), una trabajadora del hogar que se traslada junto a una estirada familia a su residencia de verano. Allí, el despotismo de sus empleadores, la angustia del migrante y la estricta fricción de clases harán estragos en la relación laboral (y personal) entre ambas partes.

"Quería hacer un retrato satírico sobre la alta burguesía catalana que, en el fondo, es tan local como universal. Era un retrato de las clases altas, del 1%. Ahí me di cuenta de que la empleada doméstica era el objetivo perfecto para juzgar esa realidad, porque son personas que viven dentro de ese mundo pero no pertenecen a él. Lo ven todo y lo escuchan todo, pero se les exige que sean invisibles", responde Faus, haciendo referencia al título de la película y desarrollando la tesis de un filme cuyo reparto lo completan secundarios de lujo como Ariadna Gil o Luis Bermejo, además de Pol Hermoso y (una excelente) Violeta Rodríguez. Pero, ¿cómo se evita no derrapar? ¿Cómo se habla de la fregona en la lucha de clases sin caer en lo maniqueo? "Creo que pasa porque todos los personajes sean humanos, no hay buenos buenos y malos malos. Hasta la protagonista tiene sus sombras. Alguien puede pensar que los pijos están poco humanizados, que no optan a la redención, pero creo que es una cuestión de punto de vista, porque todo lo que vemos es a través de los ojos de Ana", apunta Faus.

 

Y es que más allá de su buena repercusión y su buen desempeño en taquilla, las virtudes de "Calladita" (y quizá de ahí su resonancia con el público) pasan por la explotación de ese sentimiento tan apropiable y reconocible que, por ejemplo, se viene cultivando en Corea del Sur. Y no estamos hablando, necesariamente, de "Parásitos", ya que a Bong Joon-ho parece interesarle más el efecto que la causa, sino que el filme de Faus bebe casi de la desesperación tardocapitalista en vistas al futuro, en celebración (en busca de una mujer palabra) de esa desidia ante lo establecido. Por eso es interesante su película (y la carrera que comienza), y por eso merece mención también la labor de Grimaldo, que con más silencios que palabras firma una interpretación extraordinaria e impropia de una intérprete con tan poca experiencia en largometrajes.

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