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Trump y Biden se miden en el primer cara a cara

Trump y Biden se miden en el primer cara a cara

El aspirante republicano trata de moderar sus ataques contra su rival demócrata par cultivar una imagen presidenciable

En los últimos días, Donald Trump ha suavizado los ataques contra su oponente político, Joe Biden. Han sido tantas las veces que el exmandatario ha tratado de ridiculizar al octogenario demócrata que el hecho de que no lo haga es noticia. El cambio repentino de actitud tiene una razón, y es el primer debate presidencial que tiene lugar esta noche (tres de la madrugada en la España peninsular). «Supongo que será un polemista digno», dijo Trump en un podcast durante una entrevista la semana pasada, «no quiero subestimarlo». El cambio de retórica llega después de que se extienda la preocupación dentro del Partido Republicano porque su candidato, aun no oficial, ha hecho caer los estándares del decoro a niveles tan bajos que podría incluso favorecer a su oponente, un político de la vieja guardia con cuidadas formas que aún sigue apostando por un estilo tradicional en lo que a lucha política se refiere.

Trump trata de presentarse como un digno futuro presidente que sabe estar a la altura de las circunstancias cuando es necesario, pero la gran pregunta es si, llegado el momento clave, lo conseguirá. En el debate de 2020, ambos candidatos intercambiaron insultos menos personales y despectivos. Trump acusó a Biden de ser un «socialista», y el demócrata le acusó de ser «un mentiroso». Ese primer encuentro cara a cara fue desastroso, ambos oradores se interrumpieron constantemente y el expresidente incluso llegó a acusar al moderador de CNN, que es la cadena que organizaba el debate, de no ser imparcial. «Parece que estoy debatiendo contigo y no con él, aunque no me sorprende», le dijo al presentador Chris Wallace cuando este le pidió que dejara hablar a su oponente. Esta vez la organización ha querido controlar los turnos de palabra y los micrófonos solo funcionarán cuando el orador esté hablando. El resto del tiempo serán silenciados para evitar interrupciones.

En los últimos cuatro años, los ataques verbales, sobre todo por parte de Trump, han ido subiendo de tono. El republicano ha llamado a su oponente «zombi con muerte cerebral», «individuo con bajo coeficiente intelectual» y «presidente corrupto», entre otros muchos insultos. Biden, por su parte, se había mantenido hasta hace poco alejado del conflicto directo. Sin embargo, últimamente ha cambiado de estrategia y en más de ocasión se ha lanzado abiertamente contra su oponente, refiriéndose a él como «un perdedor» que «mintió sobre la pandemia», o cuando dijo que él era «un hombre adulto compitiendo contra un niño de seis años».

Esta noche, millones de estadounidenses seguirán un debate que les mostrara la cara real de sus opciones políticas el 5 de noviembre.

Un encuentro que podría ser decisivo cuando las encuestas están más ajustadas que nunca y los votantes indecisos tienen en su poder decidir al ganador. Los «trumpistas» no necesitan que les recuerden porque seguir a su líder, pero muchos republicanos suburbanos más moderados no quieren cuatro años más de constante división política y «montañas rusas». Por eso, Trump podría tener problemas para captar ese voto que no tiene la decisión aun tomada.

«El debate será uno de los primeros momentos de esta campaña presidencial en el que una porción más grande del electorado tendrá la oportunidad de presenciar la dura elección entre Biden, que lucha por el pueblo estadounidense, y Trump, que lucha por sí mismo como un delincuente convicto con una campaña desquiciada de regencia y retribución», dijo el director de comunicaciones de la campaña del presidente demócrata, Michael Tyler. Biden, al que cada vez más votantes consideran demasiado mayor para un segundo mandato, también tiene que demostrar esta noche que está en plena forma, física y mental, para mantenerse en la Casa Blanca un mandato más. Trump, por su parte, tendrá que mostrar que sabe mantener las formas cuando toca, para no presentarse ante el electorado como un político desesperado por que le den la razón a golpe de gritos e insultos. Se espera que insista en que le robaron las elecciones del 2020, a pesar de que quedó demostrado que no fue así, y posiblemente también trate de desestabilizar a un Biden que en las últimas semanas ha sufrido más de un despiste en público y que llega emocionalmente afectado por la reciente de su único hijo Hunter Biden.

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